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Napoleón Bonaparte

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Macron, el fascismo en marcha

Luego de haber puesto en la Presidencia de la República sucesivamente un agente de la CIA y un lacayo de Catar, los franceses vuelven a dejarse engañar por un producto de la influencia israelí.

Napoleón guillotinó de raíz monarquías preconstitucionales

Con más de 2 mil títulos –sólo en francés–, Napoleón Bonaparte (1769-1821) sigue siendo materia de investigación, apareciendo cuatro textos más: Philip Dwyer: Napoleón, el camino hacia el poder: 1769-1799, traducción de Isabel Murillo; Jean Tulard: Napoleón, traducción de Jord Terré; Emilio Diego: España, el infierno de Napoleón: 1808-1814, y David Chandler: Las campañas de Napoleón: un emperador en el campo de batalla de Tolón a Waterloo (1796-1815).

La consolidación del autoritarismo

Es el orgullo de las histriónicas elites mexicanas y para más de un compatriota. Es considerada como ejemplar para el resto del mundo libre, incluso para el mismo Estados Unidos, según Robert A Pastor. Al día siguiente de las elecciones presidenciales en México, cual Cliff Robertson y su peliculero desembarco en Normandía, el insigne intelectual y político de ese país dijo, con alegre frescura (al cliente lo que pida), de la mancebía llamada Instituto Federal Electoral, y para alborozo de Leonardo Valdés y sus muchachos que no han dudado en publicitar sus chabacanas palabras en su inútil tarea por tratar de limpiar su imagen ensuciada en la cloaca electoral: “luego de haber sido el peor del continente, [México] hoy es el mejor […]. El sistema electoral mexicano es más equitativo, profesional, independiente y apartidista que el estadunidense”. México pasó de “un sistema cuasiautoritario” a una “democracia”, remató el profesor.

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