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En Petróleos Mexicanos (Pemex) sus subsidiarias y filiales hace falta una limpieza de raíz para desterrar la corrupción. Pero lejos de ello, en la empresa del Estado mexicano se siguen permitiendo los negocios sucios, al amparo de la opacidad que le ha proporcionado la reforma energética.

Entre los peores negocios que ha hecho la exparaestatal está la compra de Agro Nitrogenados, SA de CV. Ello, porque desde 2014 sólo ha representado sangrías económicas para la petrolera, en vez de reportarle dividendos.

Información de Pemex revela que para esta operación se triangularon fondos públicos a través de una de sus empresas offshore: a pesar de que PMI Comercio Internacional se adjudicó la compra, en realidad la que realizó la adquisición fue la filial no paraestatal PMI Norteamérica.

Fue el 16 de enero de 2014, cuando PMI Norteamérica –empresa unimembre, que carece de personal y oficinas propias– firmó un acuerdo para comprar los activos existentes de Agro Nitrogenados, una subsidiaria de Minera del Norte, SA de CV.

El costo de la operación ascendió oficialmente a 275 millones de dólares, e incluyó la planta productora de fertilizantes localizada en Pajaritos, Veracruz. No obstante, para este proyecto Pemex consideró que la  inversión inicial podría alcanzar los 475 millones de dólares, pues además de adquirir los activos existentes, era necesario rehabilitar y renovar la planta de urea.

La triangulación no acabó ahí: el 30 de mayo de 2014, la empresa Pro-Agroindustria, filial de PMI Comercio Internacional, adquirió de manera definitiva los activos de Agro Nitrogenados.

Aunque una de las justificaciones para esta compra fue que la producción de urea de esa planta representa cerca del 75 por ciento de la demanda nacional, fuentes de la paraestatal cuentan a Agenda de la Corrupción que en realidad se dio por la insistencia de Arturo Henríquez Autrey, exdirector de Procura y Abastecimiento en Petróleos Mexicanos.

Cabe recordar que a mediados de septiembre de 2015, este exfuncionario de Pemex renunció a su cargo por tener vínculos con el empresario Amado Yáñez, dueño de Oceanografía.

Pero ése no fue el único escándalo que protagonizó Henríquez Autrey: en su calidad de representante legal de la petrolera mexicana, el 29 de abril de 2014 fue acusado de faltar a una reunión del consejo de administración de Repsol en España, pues prefirió asistir a la semifinal de la Liga de Campeones, en Múnich, Alemania (La Jornada, 16 de septiembre de 2015).

Las fuentes consultadas observan que esta compra sólo benefició a los vendedores: Agro Nitrogenados era una empresa quebrada, su planta era chatarra al momento de la transacción y había enfrentado una huelga laboral por más de 2 décadas.

Detrás de esta empresa estaba Altos Hornos de México, es decir el empresario Alonso Ancira y la familia Autrey. Para Pemex, la desgracia –apuntan las fuentes– es que pagó de entrada 275 millones de dólares por la planta, “cuando en realidad no valía ni 80 millones”.

Así es que PMI Norteamérica y luego Pro-Agroindustria gastaron los escasos recursos públicos con los que cuenta Pemex en una empresa chatarra. Y aunque es claro que esta compra contraviene los intereses de la nación, los mexicanos no podemos esperar que la petrolera, y menos sus filiales, rindan cuentas ni que se castigue a los responsables, pues como se ha informado en Contralínea, sus acciones son inescrutables porque ahora se rigen por el derecho privado.

Esta opacidad ya quedó demostrada en las respuestas de Pemex y PMI a las 10 solicitudes de información que, entre 2014 y 2015, exigieron –bajo el amparo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental– que se revelara el contrato, los oficios y las comunicaciones relativas a esta compra. En el primer caso, el corporativo afirmó tener cero documentos; y en el segundo, PMI recordó que ya no es sujeto obligado, además de que su carácter de empresa privada le impedía revelar secretos industriales.

Pero el problema con esta adquisición no se reduce a la falta de transparencia ni al gasto que ya se hizo. De acuerdo con las fuentes internas, PMI y Pemex se encuentran “atorados” en la reparación de la planta. Los costos, indican, podrían elevarse a más de 700 millones de dólares (incluyendo la compra).

Al respecto, el español Grupo Cobra fue favorecido con el contrato de reparación de Agro Nitrogenados, otro punto débil que apuntan las fuentes, pues esta contratación no sería del todo limpia.

El contrato de ingeniería, procura y construcción, bajo la modalidad de libro abierto, con la empresa Cobra Instalaciones México se formalizó el 29 de agosto de 2014, por parte de Pro-Agroindustria. El objetivo, según Pemex, es la rehabilitación y puesta en marcha de los activos adquiridos.

Petróleos Mexicanos afirma que en la fase I, que duraría aproximadamente 15 meses –es decir, acabaría en noviembre de 2015–, se pondría en operación el primer tren de urea, y permitiría producir alrededor de 1.4 toneladas diarias. En la fase II, que duraría aproximadamente 5 meses una vez terminada la fase I –abril de 2016–, se pondría en operación el segundo tren de urea.

Actualmente, ambos trenes deberían producir más de 990 mil toneladas anuales de urea, según lo planeado por Pemex. Pero esto fracasó. Las fuentes consultadas denuncian que no hay gas suficiente para que las plantas de amoniaco de Cosoleacaque (Veracruz) puedan producir la carga de amoniaco necesaria para que opere la nueva empresa Pro-Agroindustria, que impulsó José Manuel Carrera Panizzo, titular de la Dirección Corporativa de Alianzas y Nuevos Negocios de Pemex.

Aunado a ello, Pemex reconoce en su informe ante la Securities and Exchange Commission que fue hasta el 31 de marzo de 2016 cuando finalizó la evaluación mecánica, las órdenes de compra del equipo necesario, e inició la celebración de contratos de renovación.

Esta renovación, aunque Pemex no lo admita públicamente, implica suplir toda la chatarra. Además de construir una estación de compresión de dióxido de carbono, así como otros proyectos complementarios.

En su informe ante las autoridades estadunidenses, Pemex acepta que espera comenzar la producción hasta el primer trimestre de 2017 y tener una capacidad de producción anual de hasta 990 mil toneladas de urea.

La compra que habría favorecido a la familia de Henríquez  Autrey no es el único negocio sucio de Pemex. De acuerdo con las fuentes, la creación de Pemex Fertilizantes es otro ejemplo de la corrupción que imperaría en la petrolera.

Y es que ésta basa su “negocio” en la importación de urea sólo para justificar su existencia. En este rubro, al interior de Pemex se habla de que los beneficiarios serán priístas: ni más ni menos que los del grupo Atlacomulco, sobre todo la familia Del Mazo, a través de Pronamex. También se menciona al exdirector de Pemex, Juan José Suárez Coppel, pues ahora es directivo de Jacobs Engineering Group, empresa encargada de la parte tecnológica. Así, los negocios de Pemex.

Nancy Flores, @nancy_contra

[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: AGENDA DE LA CORRUPCIÓN]

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Contralínea 496 / del 11 al 16 de Julio 2016

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