Síguenos en redes

La dominación y el espíritu del vasallo

Después de todo debe reconocerse que, en algún sentido, tienen razón. La política que aplican muestra matices de cambios innegables, pero al estilo del neopriísmo empanizado y del panismo priisado

La reforma financiera o el premio a la usura

¿Usted es de los ingenuos que creen que con su voto contribuyeron al encumbramiento de Enrique Peña Nieto y al retorno triunfal de la vieja pandilla autoritaria, con su control de las dos cámaras –farsa democrática útil para ocultar el dinero sucio y las prácticas turbias empleados por los grupos dominantes para aceitar esas victorias–, ya sea porque es un sincero militante o simpatizante del priísmo, o porque legítimamente aspiraba a un cambio, luego de la docena trágica de un partido desacreditado que se hunde en el detritus de la corrupción, y la llamada “izquierda” oficial e inofensiva le resultaba visceral, ideológica o políticamente repulsiva para apoyarla?

El derrumbe de los mitos en el anarco casino financiero

Apenas fue una modesta escena de nerviosismo resentido entre la manada de insaciables inversionistas que especulan a su gusto en los casinos mexicanos, con la generosa complacencia de los gerentes priísta-panistas de la revolución de los ricos contra los pobres, o en cualquier otro país que les ofrezca ganancias rápidas, sin restricción alguna, sin ningún costo. Fue como una especie de divertimento, el cual antecede a la estampida de capitales, harto conocida desde 1981, con sus consecuentes efectos devastadores y cuyas principales víctimas son las mayorías. Porque los grandes buitres, versados en doblegar gobiernos, el pillaje financiero, derrumbar mercados y hundir economías, levantan el vuelo a tiempo, huyen precipitadamente y rara vez pierden.

“Donde manda Azcárraga no gobierna Peña Nieto”

Nostálgico del sistema presidencialista fuerte, omnímodo, desde la máxima tribuna de la llamada república, un orador evoca la rehabilitación de la potestad rectora del Estado perdida durante la pesadilla teocrática panista, abyectamente entregada al vasallaje y la rapiña de los grupos de poder internos y externos, en particular de los oligárquicos, a cambio de su fallido respaldo para tratar de mantenerse en el gobierno, cuidándose, desde luego, de señalar que su debilitamiento no fue iniciado por los panistas.

Cortar las alas en plena caída

No cabe duda que los Chicago Boys son incorregibles, como cualquier fundamentalista que se respete. Si es que, por supuesto, se puede ponderar a alguien estrecho de miras, que ante cualquier circunstancia que trastorne el orden y el estado de las cosas que reza su catecismo económico, recurra inmediatamente, imperturbable, a ofrecer las mismas soluciones que recomienda su canon doctrinario. Aunque su doctrina y sus terapias rehabilitadoras estén desacreditadas en todos lados, salvo entre sus propios creyentes y los escasos beneficiarios de las mismas –que se supone que son los que valen, porque forman parte de la casta oligárquica global, cuyos intereses protegen y benefician de las políticas económicas ortodoxas–, cosechen fracaso tras fracaso, y sus resultados agraven los problemas que esperaba resolver.

Realidades y quimeras de la reforma financiera

En algún sentido Guillermo Ortiz –actualmente bien cebado por la familia del difunto Roberto González Barrera que lo ocupa en su empresa de Banorte, ese oligarca encumbrado en las ciénagas neoliberales y que en vida fue generoso amigo y socio en negocios de dudosa reputación de Raúl Salinas Lozano y sus turbios retoños Carlos y Raúl Salinas de Gortari– tiene razón cuando afirma que “la reforma financiera no va a tener impacto notable en el corto plazo.

La estanflación peñista

La indómita realidad se empeña en arruinar la fiesta del primer año del priísmo resucitado, así como la animada curda del convite del multicolor partido único del pacto neoliberal con todo su catálogo de promesas y buenas intenciones. Se obstina por agregar 1 año más perdido en materia de desarrollo, el 31, en el dilatado naufragio del neoliberalismo mexicano.

Las “reformas”, llanamente privatizaciones

Es natural que en un escenario mundial sobresaltado, caracterizado por sus tonalidades lúgubres y cuyo futuro es igualmente sombrío, la émula de Tomás de Torquemada, la señora Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), se encuentre en un estado patológico de angustia, ansiosa por recibir cualquier noticia que la “impresione” y tranquilice sus crispados nervios.

La oposición oficial como sarcasmo del sistema

¿Cuándo fracasa la razón?… [Los socialdemócratas] eran parte del aparato del poder, cada uno de ellos representaba un trocito de poder. Sus conciencias estaban divididas [entre] la papeleta del sufragio y el “cuarto de las bofetadas”. A ellos les habían encomendado proteger el orden no sólo de los criminales, sino también de los perturbadores, de los agitadores. ¿Cómo reaccionarán cuando el régimen reaccionario lo oponga a los perturbadores del orden público? ¿Cumplirán con su “deber” como manda la ley? El poder [es como] la marihuana: el hacer uso de él implica el abuso

Al maestro con cariño

La brutal represión ejercida por la militarizada Policía Federal en contra de los maestros de Guerrero, el 5 de abril pasado, no es más que otra expresión extrema de la proclividad de un Poder Ejecutivo que se siente iluminado, elegido para llevar a cabo misiones elevadas que considera unilateralmente como sus “razones de Estado” y utilizar los aparatos represivos para tratar de alcanzar sus fines; que por encima de la responsabilidad constitucional del político democrático, del estado de derecho, está dispuesto a emplear insensiblemente la fuerza del poder por encima de las necesidades y el bienestar de la población; que está inclinado a sofocar por medio de la violencia a los que no aceptan sumisamente alinearse a sus dictados y el orden que pretende remodelar, según su exclusiva perspectiva principesca; que antes de servirse de la razón, de analizar y valorar las heterogéneas posturas de la sociedad, de negociar, de alcanzar consensos, prefiere descalificar, intimidar, aislar, reprimir, encarcelar y derrotar, en el momento que considere oportuno, a los descontentos de sus medidas, sin darles la oportunidad a los afectados de defender sus intereses; éstos, impotentes, al carecer de los mecanismos jurídicos e institucionales que les permitan hacerse escuchar y resolver los conflictos pacíficamente, se ven obligados a recurrir legítimamente a cualquier método.