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“No hay capitalismo sin racismo”

Malcom X

El lunes 25 de mayo fue ejecutado el ciudadano estadunidense George Floyd, en la ciudad de Minneapolis, Minnesota, Estados Unidos. Contaba con 46 años de edad. Le sobreviven una hija de 6 años, hermanos, primos, amigos. Su delito: su color de piel, ser descendiente de africanos que colonizadores blancos trajeron como esclavos a América, ser negro.

Como han informado cientos de medios comunicación estadunidenses, George Floyd “murió cuando estaba bajo custodia” de agentes de la Policía de Minneapolis. Los cuatro policías involucrados en el asesinato son Derek Chauvin, quien lo asfixia sin piedad hasta matarlo; Tou Thao, quien permite la agresión y protege al matón de las personas que se detuvieron a observar y grabar el hecho, y Thomas Lane y J Alexander Kueng, quienes también participaron del sometimiento de Floyd y se dedicaron enseguida a observar el homicidio.

Los policías declararon que George se había resistido a la autoridad y que murió al ser sometido. Los videos son contundentes. Revelan que desde el primer contacto de los agentes con su víctima no hubo conducta agresiva alguna de parte de Floyd. Y que en el momento en que estaba muriendo por asfixia, suplicó que le dejaran respirar.

Se sabían impunes los perpetradores. Tanto Derek Chauvin como Tou Thau ya habían sido denunciados en anteriores ocasiones por abuso de autoridad. Chauvin acumulaba 18 denuncias. Y así seguía en las calles “protegiendo” a la población.

La impasibilidad y la naturalidad con la que se conducen los oficiales demuestran que no estamos ante un hecho aislado. Es la manera en que actúan esos policías (y la corporación en general) cuando tratan con personas afroamericanas (o, probablemente, indígenas y latinas).

Ante la indignación social que el hecho causó, los policías recibieron el castigo ejemplar de ser despedidos. Y sólo alcanzaron esta pena por haberse dejado videograbar. De no haber soporte en video del homicidio, la versión oficial hoy diría que los valientes policías habrían abatido a un peligroso criminal que puso en riesgo sus vidas.

Las protestas comenzaron a ser masivas y el jueves 28 incluyeron el incendio y saqueo de un cuartel de la Policía y tiendas y restaurantes. Entonces se dictó una tímida orden de arraigo contra Derek, el asesino. Podemos saber qué situación distinta es para los negros que son considerados sospechosos de un delito menor. De hecho, la justificación de los policías para someter a George fue que probablemente él era la persona que había pagado en una tienda con un billete falso de 20 dólares.

“Nadie te dará tu libertad; nadie te dará igualdad, justicia o cualquier otra cosa: tendrás que tomarlo”, resuenan las palabras de Malcom X en medio de las protestas de Minnesota.

La sublevación está justificada. Cómo permanecer impávidos ante un gobierno y un sistema que permite que unas personas pisoteen hasta la muerte a otras que les considera de condición inferior. Nada fácil, ver cómo los perpetradores se regodean en la impunidad y cómo se intentan justificar las muertes de las víctimas.

El asesinato de George Floyd en Estados Unidos es un duro recordatorio de la violencia cotidiana, permanente, por motivos de color de piel o particularidades físicas, étnicas. Un duro recordatorio de que en México también las comunidades afromexicanas e indígenas padecen discriminación social, económica, sanitaria, informativa; discriminación que históricamente se ha traducido y se traduce en millones de muertes y genocidios.

Fragmentos

En Chiapas más de 3 mil 300 indígenas tsotsiles de Chenalhó, Chalchiuitán y Aldama, que están en situación de desplazamiento forzado, empeoran su situación. En medio de la pandemia padecen hambre, viven en condiciones de hacinamiento y sin posibilidades de trabajar para obtener ingresos. Representantes de estas familias pidieron a los gobiernos federal y estatal que se apliquen las medidas cautelares urgentes de las que ya son beneficiarias, entre ellas un Plan de Emergencia Alimentaria y la presencia del Comité Internacional de la Cruz Roja. Los indígenas tuvieron que abandonar sus comunidades luego de que sus casas fueran quemadas, destruidas o baleadas… Este vienes 29, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) y el Archivo General de la Nación (AGN) informaron del inicio de un programa de capacitación a servidores públicos de los tres niveles de gobierno. El objetivo, que puedan cumplir con lo que ya les obligan las nuevas disposiciones en materia de archivos y gestión documental derivadas de la Ley General de Archivos. Esperemos que haya participación destacada de las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina. Necesario que las instituciones militares preserven los archivos para el escrutinio público. Y que entonces envíen ya al AGN los fondos documentales que les mandata la ley y que están relacionados, entre muchos otros temas, con la Guerra Sucia… En esta emergencia económica provocada por la pandemia de Covid-19, serán los propios gremios los que deberán buscar la manera de protegerse y generar opciones para levantarse de nueva cuenta. Con respecto de la industria musical, al menos 40 roles laborales tuvieron que cesar operaciones incluso antes que cualquier otro sector productivo. La industria lleva parada en México casi 3 meses, informa la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas. Lanzó la iniciativa MMC-19, mediante la cual Spotify se comprometió a dar un dólar por cada dólar que recaude, hasta llegar a un total de 10 millones de dólares. Resulta interesante. Nada despreciables serían 20 millones de dólares (unos 500 millones de pesos) para reactivar la industria. Sólo hace falta saber cómo se beneficiarán todos los que integran la cadena de valor: de compositores y músicos a productores y técnicos.

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