A las claras te lo dice
ese letrero que hice
“Viva la revolución”
Óscar Chávez

La tarde del pasado jueves murió el músico, compositor y actor mexicano reconocido por sus aportes a la música popular y de protesta, Óscar Chávez Fernández. El artista considerado uno de los máximos exponentes de la trova y la música tradicional mexicana dio su última lucha en el hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, donde fue llevado el 29 de abril tras presentar síntomas de Covid-19.

El anuncio de su muerte fue dado por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, quien en su cuenta de Twitter publicó: “Una voz de lucha nunca se apaga, gracias, Óscar Chávez, tu vida fue un viaje digno de ti. Mi más sentido pésame a sus familiares, amigos y compañeros de lucha y canción ¡Viva Óscar Chávez!”

El cantautor nació el 20 de marzo de 1935 en la colonia Portales, de la Ciudad de México. Estudió en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En las últimas décadas del siglo pasado, Chávez se dedicó al rescate de las tradiciones populares en la República Mexicana y fue reconocida su labor con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Tradiciones Populares (2011).

También en julio de 2019 fue reconocido por la Secretaría de Cultura capitalina como Patrimonio Cultural Vivo de la Ciudad de México, en la Fiesta de Trova y Canción Urbana Cantares.

Además de ser compositor y dejar huella en generaciones de las décadas de lucha juvenil (1960 y 1970) con canciones como Por ti o Macondo, también fue un gran actor. Participó en la película de culto Los caifanes, y fue dirigido por Héctor Mendoza, Ludwik Margules, Luis Alcoriza, Juan José Gurrola y Juan Ibáñez, entre otros.

“El Caifán Mayor” fue uno de los máximos exponentes en el país del movimiento musical folclorista y de protesta latinoamericano conocido como Canto Nuevo o Nueva Canción.

Se asumió políticamente de izquierda y sus canciones de protesta eran dirigidas [principalmente] contra el gobierno y la derecha, entre las que destacan la Masacre en Tlatelolco y La Casita. También apoyó con su música a movimientos sociales y políticos, como el de 1968 y la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Entre su amplia discografía, destacan Herencia Lírica Mexicana, los tres volúmenes de la serie Voz viva de México (en el cual recita poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, Gilberto Owen y Amado Nervo), sus interpretaciones con Guillermo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú y el Trío Los Morales –que lo acompañaban habitualmente en sus presentaciones–, sus Parodias Políticas, los inolvidables discos de Macondo y Los Caifanes, y Cuento de Navidad, farsa teatral de Emilio Carballido, entre muchos otros.

Se presentó en el Palacio de Bellas Artes en 1973, convirtiéndose en uno de los primeros cantantes de música popular en llegar a la galería más importante del país. Cada año tocó en los escenarios del Auditorio Nacional y Ciudad Universitaria.

Óscar Chávez se destacó además por su labor como investigador y difusor de la música tradicional mexicana. Cabe destacar que la Fonoteca Nacional resguarda desde 2017 el fondo documental sonoro personal de Chávez, donde están documentados sus 50 años de carrera, así como su faceta de investigador de la música tradicional de México y otras partes del mundo. El acervo cuenta con 383 documentos sobre la vida y obra del músico.

Ana Valentina López de Cea, en su texto Óscar Chávez, 83 años de canto inquebrantable, mencionó que Chávez recuperó canciones de compositores inmortales como Chava Flores o Rafael Elizondo y difundía temas de autores como Pancho Madrigal; incluso participó al lado de cantantes de otras generaciones, como el grupo Panteón Rococó, y seguía dedicado a la creación de nuevos temas.

Asimismo, el también ya fallecido Carlos Monsiváis resumía en su texto Óscar Chávez, el relajo liberador, el trabajo de décadas de este artista: “Desde hace años, Óscar Chávez –cantante, compositor, folclorista, antólogo, luchador social– trabaja en una triple vertiente: rescate de la herencia lírica, presentación de nuevos materiales mexicanos y latinoamericanos, y manejo de las vetas satíricas de la canción. Él no jerarquiza, y si no le concede igual tiempo, sí le da igual importancia a lo viejo y lo nuevo, lo triste y lo divertido, lo épico y lo sensual”.

Descanse en paz, el gran músico de protesta.