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No había transcurrido ni una semana de la gira del presidente, Andrés Manuel López Obrador, por la sierra de Badiraguato, cuando se desató una guerra interna en el Cártel de Sinaloa.

De hecho, habían pasado apenas 3 días desde que el jefe del Estado mexicano saludara –“por humanidad”– a la abuela de los actuales líderes de una de las facciones en disputa, cuando las balaceras iniciadas en la sierra llegaron hasta la cabecera municipal de Choix, en el extremo norte de Sinaloa: en una de las puntas del llamado “triángulo dorado”, colindante con los estados de Sonora y Chihuahua.

La misma noche del miércoles 1 de abril, medios locales reportaban –con videos grabados desde teléfonos celulares– enfrentamientos armados por distintos puntos de la pequeña ciudad. Al día siguiente informaron de dos personas muertas halladas en una de las entradas a la cabecera. También fueron localizados nueve vehículos con múltiples impactos de bala, abandonados a lo largo de la carretera que comunica a Choix con el poblado El Mochiqui. Cientos de cartuchos percutidos de fusiles de asalto AK47 dan cuenta de la intensidad de las refriegas.

Asimismo, se reportó el ingreso de un joven de 19 años, “Luis Fernando N”, con heridas de bala, a un hospital de El Fuerte. Elementos de la Guardia Nacional lo tienen bajo custodia.

Entrevistado por el medio sinaloense Línea Directa, el secretario de Seguridad Pública estatal, Cristóbal Castañeda Camarillo, informó que los enfrentamientos habían ocurrido “entre civiles armados, y no fue un ataque contra elementos policiales”. Incluso agregó que no podía determinar si los involucrados en las balaceras “pertenecían a grupos antagónicos o eran del mismo”.

Que “eran del mismo” lo sabían ya pobladores conocedores de su región y funcionarios del gobierno federal. La disputa es entre integrantes del Cártel de Sinaloa. Según la información proporcionada a este reportero por servidores públicos, las facciones en pugna son las de Ismael Zambaba Niebla, el Mayo, y la de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, conocida como los Chapitos.

El rompimiento tomó por sorpresa a muchos porque, aunque los intereses y las contradicciones entre estas facciones crecían, todavía el Mayo apoyó de manera contundente a Ovidio Guzmán en el operativo de captura fallido del gobierno federal. Fueron incluso fuerzas del Mayo las que sitiaron desde Sonora las entradas a Sinaloa y cuyas amenazas terminaron por hacer retroceder a las tropas de las Fuerzas Armadas Mexicanas.

La embestida de los Chapitos ha provocado la aparición de “autodefensas” en todo el norte del estado hasta las inmediaciones de la capital, Culiacán. Se trata de un rearme de comunidades que podría incendiar al estado.

Las disputas internas del Cártel de Sinaloa ya habían dejado enfrentamientos y muertos desde inicios de este año. Pero se consideraba que eran enfrentamientos entre los eslabones más bajos de la estructura que no escalaban a los mandos medios o altos. La semana pasada, el 27 de marzo, había tenido lugar un enfrentamiento entre estos grupos que, probablemente, ya desencadenó el rompimiento en las cúpulas. Dicha balacera ocurrió en el poblado Real Blanco, también perteneciente al municipio de Choix.

De acuerdo con las fuentes, a cargo del grupo armado de los Chapitos en la región está una persona conocida como el Sierreño, que irrumpió en Choix con 200 hombres armados y refuerzos de Bacayopa para expulsar a los Jacobos, que responden a las órdenes del Mayo. Lo lograron. Veremos la reacción de líder histórico que, según también las fuentes, cuenta con el apoyo de otro líder legendario, Rafael Caro Quintero.

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