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La estructura parainstitucional del Pas en la Universidad Autónoma de Sinaloa

La estructura parainstitucional del Pas en la Universidad Autónoma de Sinaloa

En este espacio hemos hablado del espionaje político que lleva a cabo Héctor Melesio Cuén Ojeda contra opositores; hemos hablado también de operadores políticos que se han puesto al servicio de dicho cacique universitario para llevar a cabo estas actividades ilegales. Es momento de hablar, ahora, de quiénes son los operadores prácticos de estos crímenes, a fin de dar una descripción superficial de cuáles actores participan en lo que hemos llamado la estructura parainstitucional que se encuentra vinculada al Partido Sinaloense (Pas) y a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) a razón de realizar labores de espionaje político contra opositores al cuenismo.

Cuatro nombres salen a relucir en este tema. Por un lado están César del Pardo, originario de la localidad de Huatabampo, Sonora, y Juan Francisco Soltero Sánchez. originario de El Fuerte, Sinaloa. Ambos vinculados a una organización llamada Coordinadora Nacional en Defensa de la Vivienda Popular; sin embargo, no es dentro de las actividades de la estructura de esta organización que ambos personajes se dan a notar para la temática de este artículo, sino por sus actividades dentro del negocio de las “telecomunicaciones”. Ambos personajes se presentan a sí mismos como “profesionales técnicos en comunicación”, que traducido a lenguaje coloquial es “profesionales del espionaje”, ámbito en el cual tienen alguna experiencia prestando servicios a diversos ayuntamientos de Sonora y Sinaloa, así como a diversos personajes de la vida pública de ambos estados que se caracterizan por sus tendencias antidemocráticas.

Por otro lado surge un personaje, sumamente gris, que sólo aparece en escena gracias a sus habilidades y profesión como técnico en reparación y mantenimiento de equipo de cómputo y telefonía celular, cuyo nombre es Ulises Alejandro Álvarez Vega, quien es originario, también, de El Fuerte, Sinaloa, población donde tiene un establecimiento llamado “Compucel, El Fuerte”, dedicado a los menesteres antes mencionados, pero que también es utilizado como “base de operaciones de espionaje político” al servicio de distintos personajes de la vida pública de la región del valle del Fuerte, pero que, en conjunto a los dos personajes mencionados anteriormente, destacan ante todo por estar vinculados estrechamente al Pas-El Fuerte, gracias a los servicios de espionaje  que le brindan.

El recurso del espionaje político, por demás deleznable, es utilizado por los susodichos bajo indicación de dirigentes pasistas, en operaciones de chantaje político y extorciones, donde la información obtenida es utilizada para amenazar, intimidar, construir calumnias, tergiversar hechos, obstruir trayectorias profesionales, realizar actividades de defraudación y vender información a personajes políticos que pretenden realizar agresiones contra adversarios. Estamos, pues, frente a métodos desproporcionados que evidencian el nivel de degeneración de las prácticas que emplea Héctor Melesio Cuén Ojeda contra quienes, o quien, en su paranoia sospechan que sea un opositor político. Este asunto es sumamente delicado, pues estamos frente a una estructura dedicada a realizar actividades ilegales, que emplea a individuos con marcados rasgos y conductas antisociales (Del Pardo, quien tiene procesos legales en su contra por el delito de acoso sexual) y que se encuentra vinculada a una institución pública de educación superior tan importante como la UAS, pero que también se relaciona con el Pas, instituto político que en su discurso se reivindica como “el partido del pueblo sinaloense”, pero que en los hechos es caracterizado por la agresividad de sus dirigentes para con quienes piensan distinto, por sus desplantes antidemocráticos y por su notoria afinidad por la corrupción.

Finalmente, otro actor cuyo nombre sale a relucir dentro de este entramado de intervenciones telefónicas y violencia a la intimidad personal y familiar de opositores políticos al cuenismo es el de Manuel López Armenta, alias el Cacho López, profesor jubilado de la UAS y antiguo priísta de hueso colorado oriundo de San Blas y radicado en El Fuerte, Sinaloa, quien hoy en día ocupa el puesto de secretario del Comité Directivo Municipal del Pas en El Fuerte, y quien es el vínculo, a nivel práctico, entre la estructura institucional del Pas y la UAS, con personajes como los mencionados anteriormente. El Cacho López es conocido también por el tráfico de influencias que ha ejercido durante muchos años en la asignación de puestos laborales no sólo dentro de la UAS, sino también en la Normal Experimental de El Fuerte y en la Universidad de Occidente (hoy Universidad Autónoma de Occidente) campus El Fuerte. Prácticas corruptas que han lacerado severamente a dichas instituciones educativas, pues, obviamente, los criterios en la asignación de los puestos dentro de estas universidades que se ha dado gracias al tráfico de influencias ejercido por López Armenta, nada tienen que ver con cuestiones pedagógicas o  perfiles profesionales. El Cacho López sería uno de los actores políticos que más ha dañado a las instituciones de educación media-superior y superior de la región del valle de El Fuerte durante las últimas décadas.

Es importante hacer visible estos hechos y situaciones, pues es de conocimiento público en Sinaloa la tentativa de alianza del Pas con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), idea que Melesio Cuén y personajes como López Armenta, tienen en mente para 2021.

¿Lograrán personajes con antecedentes como estos subirse al barco de Morena para cumplir sus aspiraciones antidemocráticas de corrupción y tráfico de influencias? Algo nos dice que esta vez… ¡No pasarán!

Norberto Soto Sánchez*

*Maestro en Educación con líneas de investigación en el poder disciplinario en el contexto escolar y su relación con los problemas emergentes en educación

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