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Ortodoxia rusa, tema religioso con trasfondo político

Ortodoxia rusa, tema religioso con trasfondo político

Moscú. El diferendo entre los patriarcados de Constantinopla y de Moscú y todas las Rusias adquiere cada vez más matices políticos, aportados por los instigadores de lo que podría ser la búsqueda del fin de la ortodoxia.

La confrontación está relacionada con procesos registrados hace más de seis siglos atrás, cuando el Patriarcado de Constantinopla era el origen y centro de la ortodoxia en el orbe.

A finales del siglo X, la abuela de quien fuera luego el príncipe Vladimir estudió a qué religión podría acogerse el conglomerado de principados de la Rus para dejar atrás sus ritos paganos.

Finalmente, ese proceso lo puso en práctica el príncipe Vladimir, después de la influencia de la cultura bizantina, en pleno apogeo del referido siglo.

Para finales del siglo XI, ya Rusia contaba con un patriarca nombrado desde Constantinopla, por lo general de origen griego. En su versión original se trataba del Patriarcado de Kiev y todas las Rusias, pero con el traslado de la capital a Moscú, cambió todo.

En 1459 se convocó un cónclave de los episcopados de Moscú para presentar una separación que fue incluida en el documento de Ulozhenoi de 1589, dirigido al Patriarca de Constantinopla Ieremi II. De acuerdo con lo planteado en el citado documento, la caída del imperio bizantino dejó a Moscú como centro universal de la ortodoxia. Tal concepto fue acogido por varios príncipes moscovitas.

Pero solo a mediados del siglo XVII, el Patriarcado de Constantinopla aceptó que el de Moscú y todas las Rusias tuviera los derechos sobre propiedades y administración en las de Rusia, que incluía Ucrania, Belarús y otras tierras.

La discordia

Precisamente, la mencionada disposición del Patriarcado de Constantinopla fue derogada y en base a ello se inició un proceso para una posible concesión de una autocefalia a la autoproclamada Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Kiev.

Tal institución religiosa, dirigida por Filiaret, nada tiene que ver con el Patriarcado Canónico Ortodoxo Ucraniano, subordinado a la Iglesia Ortodoxa Rusa, propietaria del monasterio de Kiev-Pechersk, considerado su principal santuario.

Aún sin oficializarse la autocefalia para los separatistas dentro de la ortodoxia ucraniana, su dirección presentó propuestas al gobierno a fin de reclamar la potestad de hacerse cargo de ese centro religioso y de otros similares en el país.

En el transcurso del diferendo, la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) primero anunció que abandonaba todos los ritos conjuntos con el Patriarcado de Constantinopla, luego vino la ruptura de subordinación y finalmente eliminó toda relación con esa institución.

Para esa decisión, funcionó en Moscú un cónclave de patriarcas de Rusia, Belarús, Moldova y Armenia, entre otros, que ratificaron la potestad de la IOR de ser centro coordinador entre ellas.

El contexto político

Las primeras señales de una posible ruptura de los clérigos ucranianos con el centro ortodoxo en Moscú se iniciaron casi desde la desintegración de la Unión Soviética, aunque solo tomaron fuerza en 1997, cuando Filiaret se adentró en serio en ese tema.

Pero la nueva oleada de ruptura con Moscú se inició con personalidades religiosas estadounidenses de origen ucraniano, en medio de la agudización de la crisis entre Kiev y Rusia.

En tales condiciones, cualquier acto de hostilidad hacia Rusia es visto por Kiev como una victoria, mientras el presidente ucraniano Piotro Poroshenko hace caso omiso al supuesto carácter laico de su estado y convoca a misas contra la IOR.

Expertos declararon al estatal canal Rossia 1 que el objetivo consiste, en primer lugar, en apoderarse de propiedades de la IOR en Ucrania; en segundo, dividir a la ortodoxia para debilitarla y, en tercero, intentar minimizarla al máximo posible.

Vladimir Salaviov, un conocido conductor televisivo y politólogo, recuerda que después de la desaparición de la Unión Soviética y el cambio de sistema, la religión ortodoxa quedó como uno de los pilares de la unidad rusa.

Más del 80 por ciento de los ciudadanos de la Federación de Rusia profesa la religión ortodoxa, lo que la convierte en la más influyente en la sociedad de esta nación.

Por ello, Kiev y Washington buscan echar abajo ese pilar de la unidad rusa para de ahí adentrarse en otras metas, apuntó, en alusión a los intentos de fragmentar este estado euroasiático.

La división dentro de la ortodoxia en Ucrania podría llevar a choques sobre bases religiosas entre quienes aceptan el separatismo del patriarcado de Kiev, apoyados por grupos ultranacionalistas, y quienes defienden la subordinación a la IOR.

Algunos politólogos llegaron a afirmar que con una iglesia separatista subordinada al gobierno ucraniano sería más fácil buscar a quienes puedan bendecir a los participantes en la operación de castigo contra la población sublevada en Donbass.

Sin embargo, analistas advierten que un diferendo sobre bases religiosas en Ucrania podría tener consecuencias totalmente impredecibles.

Antonio Rondón*/Prensa Latina

[OPINIÓN][ARTÍCULO]

*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia.