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Argentina: la ley de la discordia y un dolor que late

Argentina: la ley de la discordia y un dolor que late

Buenos Aires. Mientras en el Congreso hay una grieta visible y posturas intransigentes, en las calles se respira un ambiente discordante también, pero lo cierto es que son más los argentinos que piden casi como un ruego aprobar el aborto legal.

Un debate aplazado una y otra vez, pero necesario y que urge, pese a las posturas chocantes y a veces agresiones verbales en el Legislativo y en las calles, donde el pañuelo verde que simboliza la campaña por la despenalización del aborto, más que una moda, es visible en todas partes para manifestar un clamor popular que hoy es más a favor que en contra.

En las manos de los senadores, el 8 de agosto venidero, está el futuro de muchas mujeres que de forma clandestina se han sometido a lo largo de los años a este método de interrupción del embarazo pese a su riesgo. Algunas, como señalan las estadísticas, mueren al instante.

Con una aprobación histórica en la Cámara de Diputados, donde ya obtuvo media sanción, las últimas audiencias públicas en el Senado, antes de su debate final, han dejado visibles posiciones encontradas, pero otros con argumentos realmente consistentes explican el porqué de la necesidad de aprobar esta ley, aunque el reto es cómo hacer para que no se vuelva algo común recurrir a este método.

Mientras que someterse clandestinamente a interrumpir un embarazo sigue siendo un negocio para algunos; de un lado están los que defienden el derecho a vivir y del otro las que tienen que someterse al doloroso proceso de un aborto que luchan por hacerlo en condiciones dignas, de manera legal, gratuita y segura.

Desde 2003 se intenta instalar en la sociedad y en el Estado el debate sobre la necesidad de despenalizar el aborto en Argentina; contribuir a que más mujeres y organizaciones se sumen en este proceso y lograr el debate y la aprobación de una norma que legalice el aborto.

El proyecto por el que lucha la campaña a favor consta de 13 artículos, donde la palabra derecho se repite. “En ejercicio del derecho humano a la salud, toda mujer tiene derecho a decidir voluntariamente la interrupción de su embarazo durante las primeras 14 semanas del proceso gestacional”, subraya la iniciativa a favor de este método.

“Toda mujer tiene derecho a acceder a la realización de la práctica del aborto en los servicios del sistema de salud, en un plazo máximo de cinco días desde su requerimiento y en las condiciones que determina la presente ley, la ley Número 26.529 y concordantes”, agrega.

Los debates al interior del Congreso han estado picantes de lado y lado y también la respuesta a declaraciones, descabelladas para algunos, como la de la vicepresidenta y presidenta del Senado Gabriela Michetti, quien levantó una polvareda.

En una entrevista que concedió al diario La Nación, Michetti ratificó su postura en contra de la reforma, pero sus declaraciones fueron rechazadas por varios parlamentarios y ciudadanos del común tras subrayar que “no hubiera permitido” el aborto en casos de violación.

“Lo dije claramente siempre. Lo puedes dar en adopción, ver qué te pasa en el embarazo, trabajar con psicólogo, no sé”, señaló la vicepresidenta durante el reportaje con este medio.

Recientemente interrogado sobre el tema, el presidente Mauricio Macri consideró que lo más importante es abordar un tema que se creía tabú y enfatizó que el camino del debate tiene que ser dentro del respeto y la capacidad de escuchar al otro, entender la diversidad de opiniones.

Abrí el debate porque creo que Argentina tiene que hacerlo, es un camino al crecimiento, a saber ejercer nuestras libertades con responsabilidad, resaltó.
Historias desgarradoras y un clamor que acrecienta

Historias personales y datos sobre este método en países que se aplican de manera legal marcan la jornada de debates dentro del poder Legislativo, por donde han desfilado disimiles voces, desde biólogos, médicos, religiosos, psicólogos y representantes de la sociedad civil.

El punto y la pregunta que se repite hoy y que más duele es  ¿Qué hay de aquellas niñas que han sido violadas, en situaciones realmente duras, por un familiar cercano, y no han podido abortar?

Y es que el aborto en Argentina por ley, siendo un delito descrito en el Título I, Capítulo I Delitos contra la vida del Código Penal, que establece como aborto no punible el que se practicare a fin de evitar un peligro para la vida o salud de la mujer o el que interrumpiere un embarazo por violación o de un atentado contra el pudor cometido sobre una mujer demente.

Hay, entre muchos casos, dos espeluznantes, el embarazo de dos niñas de 11 años en las provincias de Mendoza y Salta, presuntamente abusadas y violadas por sus padrastros.
La menor de Salta, por ejemplo, fue junto a su madre a un hospital infantil por un dolor de estómago, que resultó en un estado de gestación de 19 semanas. Fue entonces cuando contó que la pareja de su mamá la había violado.

La ley permite el aborto sólo en casos de violación y cuando corre riesgo la salud de la madre, no importa el tiempo de gestación transcurrido, pero la niña chocó con otra normativa de 2012 que sólo rige en su provincia y que limita el aborto a las 12 semanas de gestación.

La noticia golpeó tan duro en la sociedad que el gobernador Juan Manuel Urtubey se vio obligado a derogar lo que él mismo había firmado cinco años atrás.

Según datos que circulan en medios de prensa, cada año se practican en el país 500 mil abortos clandestinos, en tanto cada tres horas una menor de 15 años es madre en este país.

“Educación sexual integral para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal y ya para no morir”, es la frase más repetida en estos días, mientras muchos ya se preparan para un debate el 8 de agosto que se avista largo y complejo y que vendrá acompañado, como es casi probable, de una manifestación popular.
Maylín Vidal*/Prensa Latina

*Corresponsal en Buenos Aires

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