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El drama de los niños que trabajan

El drama de los niños que trabajan

“En casa necesitan de mi trabajo. El dinero que gano se lo doy a mi familia. No tengo quien me ayude con mis gastos. Mi familia dice que la escuela no sirve para nada”. Las anteriores, son las principales razones por la que niños, niñas y adolescentes mexicanos trabajan. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo infantil como aquellas actividades económicas que los niños no deberían realizar porque son demasiado jóvenes, y para el caso de que no lo sean, porque son peligrosas para ellos.

En México, el INEGI asegura que alrededor de 2.4 millones de niños y adolescentes entre 5 y 17 años realizan alguna actividad económica, mientras que 2.2 millones tienen ocupaciones no permitidas, es decir, que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o bien se llevan a cabo por debajo de la edad mínima permitida. Asimismo, 45.9 por ciento de los infantes ocupados, no recibe un ingreso, mientras que 29.3 por ciento trabaja 35 o más horas a la semana.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la etapa infantil es una época en la que se debe vivir sin miedo y violencia, protegidos de malos tratos y explotación. Por esta razón, a nivel internacional se han trazado directrices para la defensa y protección de niños, niñas y adolescentes, reconociéndolos como agentes sociales y titulares de sus derechos.

Ante tal panorama y requerimientos internacionales, la OIT instituyó el 12 de junio como el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, con el objetivo de crear programas y leyes que erradiquen su actividad de las cadenas de producción, protejan a las niñas y niños de la explotación económica y de desempeñar cualquier trabajo que pueda ocasionarles daño físico, mental, moral o social, o entorpezcan su educación.

“En México poner a trabajar a un niño o niña aún es aceptable, y existe la creencia de que incluso es bueno para su formación. Los grados de pobreza y marginación en los que vivimos refuerzan estas creencias, ya que cada miembro de la familia debe contribuir a la subsistencia; sin embargo, las labores económicas de los infantes, constituyen una violación de sus derechos, especialmente a estar protegido contra la explotación, a un sano crecimiento, a la educación, al juego, la cultura y el deporte”, aseguró Mariana Baños, fundadora y Directora General de Fundación Origen.

En Fundación Origen, se trabaja por crear programas que favorecen el desarrollo comunitario. Asimismo, ofrece diferentes servicios de atención para las mujeres, con el objetivo de impulsar su capacidad productiva, autoempleo y un trabajo digno que les permitan mejorar sus condiciones de vida, y por supuesto, la de los niños y niñas que se encuentran bajo su tutela.

A lo largo de 17 años, el Programa de Atención a la Infancia de Fundacion Origen ha brindado 157 mil apoyos y entregado más de 4 mil paquetes escolares. Tan sólo en 2016 fueron beneficiados 1,689 niños que han gozado de beneficios, tales como, programas y cursos de atención a la infancia, ludotecas, clases de cómputo y cursos de verano que les han permitido un desarrollo mucho más pleno.

José Réyez