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Pobreza, abandono y desempleo en el Norte de Veracruz

Pobreza, abandono y desempleo en el Norte de Veracruz

Adalberto Ruiz Mojica*

La pobreza es uno de los grandes problemas que afectan la estabilidad del país, y combatirla es una obligación absoluta de los gobiernos para disminuir sus índices a corto y mediano plazo.        

Las deficiencias institucionales y la corrupción han impedido que más de 120 millones de mexicanos nos encaminemos a una mejor calidad de vida y al desarrollo integral. El rezago social es vergonzoso, ni siquiera podemos presumir de un Estado o país en subdesarrollo o de economía “emergente” como ahora se denomina.

Veracruz es el tercer estado más endeudado del país, con cifras escalofriantes de decenas de miles de millones de pesos. Pero ¿cuál fue el motivo de esa deuda? Es evidente que ese recurso no fue invertido en infraestructura social ni en carreteras, espacios educativos, universidades, apoyo a productores agropecuarios, pesca o alguna industria; hasta el más humilde y modesto campesino igual que cualquier ciudadano urbano saben que la deuda se adquirió para enriquecer descaradamente al gobernador en turno, sus colaboradores, alcaldes, diputados y funcionarios federales. Esta deuda de más de 40 mil millones de pesos se generó en los últimos 10 años, con los gobiernos de Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa. El eslogan “Veracruz, estado próspero” es una burla hacia la ciudadanía.

La pobreza en la zona Norte de Veracruz afecta principalmente a los niños, quienes crecen condenados a vivir a la sombra de la desnutrición por falta de los nutrientes elementales necesarios para su desarrollo y otros factores que repercuten en su salud por el resto de sus vidas. Un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su acrónimo en inglés) indica que la desnutrición crónica provoca un retraso en el crecimiento que puede comenzar incluso antes de nacer. Cuando el niño aún está en el útero de su madre, si no se actúa durante el embarazo y antes de que el niño cumpla los 2 años de edad, las consecuencias son irreversibles y se harán sentir durante el resto de su vida. Las tres causas básicas de la desnutrición son la pobreza, la desigualdad y la escasa educación de las madres. La desnutrición crónica incide de forma dramática en sus aptitudes escolares y en su lento aprendizaje.

Las comunidades indígenas, sobre todo de la región de Totonacapan y la Sierra de Otontepec, están social y económicamente marginadas. Estos grupos étnicos totonacas y huastecos han sido olvidados y abandonados por casi todas las políticas sociales de los gobiernos municipales, estatales y federales. Los programas sociales han sido un fracaso rotundo en casi 2 siglos, pues está comprobado que la pobreza y desnutrición se han incrementado cada día en las zonas rurales indígenas.

Hay diferencias inmensas en los grados de nutrición entre un niño indígena y un niño mestizo de las zonas urbanas. Actualmente no existe una política gubernamental o estrategia social que fomente la producción de autoconsumo alineada a las necesidades nutrimentales de las familias rurales.

Los presupuestos para el desarrollo de los pueblos indígenas ubicados en la zona Norte de Veracruz han sido recursos ejecutados irresponsablemente o desviados para enriquecer a funcionarios y operadores de programas sociales que, en complicidad con los supervisores, entregan a la población “beneficiada” sólo migajas.

Con base en cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía 2014, referentes a los 46 municipios que conforman la zona Norte de Veracruz, podemos observar que habitan aproximadamente 1 millón 600 mil personas, de las cuales 1 millón 200 mil se encuentran en situación de pobreza (75 por ciento), 300 mil son analfabetas (19 por ciento), hay 6 mil 910 localidades de las cuales más de 5 mil son calificadas en situación de pobreza y representan un alto porcentaje de mexicanos que padecen hambre, desnutrición, enfermedades crónicas, desempleo;?que no tienen acceso a la educación o a servicios de salud, no tienen proyectos productivos sustentables que mejoren su calidad de vida, ni la esperanza de mejorarla en un corto o mediano plazo.

Más de 20 millones de mexicanos sufren carencias alimentarias. La Unicef analiza la vulnerabilidad de niños y adolescentes frente a los estragos de la pobreza aportando datos confiables sobre el impacto real de la pobreza en la población y con ello la posibilidad de disminuir los índices; por lo tanto, trabaja en su prevención y erradicación con resultados negativos en México.

El país ocupa el octavo lugar entre los países más pobres de América Latina según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Colombia y Ecuador ocupan el noveno y décimo lugar, respectivamente.

Los países donde el reparto de la riqueza es equitativo y sin desigualdades son los que garantizan un bienestar aceptable en sus habitantes. En contraste, Noruega tiene el menor índice de desigualdad del mundo y el de mayor bienestar social, mayor nivel de empleos e instituciones gubernamentales responsables y muy sólidas.

Veracruz tiene 49 de los 380 municipios calificados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en extrema pobreza, es decir, el 12.89 por ciento del total nacional; y 13 de ellos figuran entre los primeros lugares de marginación.

Los últimos tres gobiernos estatales han navegado en la mediocridad, la frivolidad y la corrupción, produciendo en 18 años un mayor rezago social, estancamiento económico y la miseria que hoy se palpa en todo el territorio. El pueblo veracruzano está muy consciente de ello. Lo está perdiendo todo, hasta la capacidad de asombro. Las interrogantes son: ¿cuánto más está dispuesto a tolerar?, ¿qué grado de corrupción o de impunidad podrá soportar estoicamente?

La zona Norte del estado está provista de abundantes recursos naturales, decenas de miles de hectáreas sembradas de cítricos, tierras ganaderas, más de 200 kilómetros de litorales, más de 40 mil hectáreas de superficie lagunar, esteros y demás recursos de infraestructura productiva agropecuaria y de pesca, como la presa Chicayán, que se encuentra casi abandonada y rodeada de miles de hectáreas de tierras ociosas, históricamente desaprovechada desde su construcción en 1976. Cuenta con capacidad para albergar más de 300 millones de metros cúbicos de agua. Las tierras de la Huasteca veracruzana tienen una vocación natural para plantaciones de maderas preciosas, como cedro, caoba, encino, palo de rosa, pero no existe ningún proyecto al respecto. Es necesaria una campaña de reforestación intensiva que rinda frutos económicos a mediano plazo.

El actual gobierno estatal carece de seriedad, responsabilidad, capacidad técnica, económica y administrativa para poner en marcha proyectos productivos integrales que generen mejores condiciones de bienestar para la población; no hay un seguimiento de las acciones realizadas, supervisión, ni evaluación objetiva con base en el cumplimiento de los objetivos plasmados en el Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016 en todos sus ejes rectores.

Difícilmente encontraremos un funcionario estatal cuya labor, talento, mística y vocación de servicio esté acorde con las necesidades del pueblo veracruzano; pero lo más grave es que los factores principales que impiden el desarrollo son la corrupción, impunidad e incapacidad técnica. La injusticia, desigualdad y pobreza han rebasado a todos los programas y propuestas del gobierno estatal.

Hemos tenido gobiernos de mentiras, simulación y ocurrencias.

La miseria en Veracruz se incrementa y provoca una gran incertidumbre, descontento social, violencia e inseguridad.

Los programas sociales federales no son correctamente evaluados y su aplicación no cumple con la normatividad en materia de transparencia, lo que implica continuar con el despilfarro de recursos para campañas políticas, dinero del pueblo aplicado en eventos sociales que no tienen impacto claro en el combate a la pobreza, sino todo lo contrario.

Según datos de la Secretaría de Desarrollo Social, Veracruz tiene el primer lugar nacional en rezago de servicios públicos, tales como: insuficiencia de centros de salud, espacios educativos, caminos rurales, red de agua potable, electrificación, drenaje y saneamiento, proyectos productivos para la mujer, reforestación de bosques y áreas verdes municipales.

En 2010, el Coneval informó que el 19.3 por ciento de la población total de Veracruz –es decir, 1 millón 472 mil 850 personas– mostró tres o más carencias sociales y no tuvo ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria. El promedio de esta población es de 3.9 carencias en las zonas indígenas del Norte de Veracruz. Más de medio millón de personas se encuentran en situación de pobreza extrema, con ingresos por debajo del valor de la línea de bienestar mínimo, que es de 684 pesos mensuales. Las personas que están por debajo de este ingreso mensual están en pobreza extrema.

Papantla es el municipio de la zona Norte con el mayor porcentaje de su población en pobreza extrema, un 25.5 por ciento, es decir, 41 mil 427 habitantes según cifras del Inegi, de 2010. Asimismo, los municipios de Tantoyuca, Álamo Temapache y Tihuatlán concentran más del 10 por ciento de la población en pobreza extrema de todo el estado.

El fenómeno de la pobreza en el Norte de Veracruz evoluciona impresionantemente: de 2008 a 2010 aumentó 7 por ciento (2.33 por ciento anual). La metodología de la medición de la pobreza del Coneval considera dos enfoques: el de los derechos sociales y el del bienestar económico; el primero se refiere a los derechos fundamentales de las personas en materia social y es medido mediante seis indicadores de carencias sociales, que son: rezago social, acceso a servicios de salud, acceso a seguridad social, calidad y espacios de vivienda, acceso a servicios básicos de la vivienda y acceso a la alimentación.

La Ley General de Desarrollo Social establece la determinación de las zonas de atención prioritaria (ZAP) con la finalidad de destinar mayores recursos a los municipios que más apoyo necesitan a través de los programas federales. De sus 212 municipios, Veracruz tiene 131 considerados como ZAP, en los cuales habita el 49.9 por ciento de su población, según datos del Coneval de 2010; y de este porcentaje, el 69 por ciento se encuentra en pobreza extrema.

La zona Norte se conforma de 46 municipios, y 31 de ellos fueron declarados zona de atención prioritaria en 2014. Tantoyuca es el municipio con mayor rezago social de todo el estado seguido por Las Choapas. En estos municipios existe un mayor nivel de desigualdad económica y de distribución del ingreso. Veracruz ocupa el cuarto lugar en rezago social a nivel nacional, presentando mayor rezago que Chiapas.

Dentro del Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016 no se analiza la información sobre las evaluaciones de los programas en materia de asentamientos humanos y vivienda, así como la evaluación de la operación del Sistema para el Desarrollo Humano y Familiar.

En Veracruz sólo se atacan los síntomas de la pobreza, mas no los factores que la provocan. Los gobiernos municipales y estatales sólo han aplicado paliativos al combate de la pobreza, pues la corrupción es el factor más importante que la origina. Los presupuestos destinados a erradicarla son robados y despilfarrados descaradamente. Cuando un ciudadano es sorprendido robando alimentos para sus hijos es encarcelado y juzgado duramente, pero cuando un servidor público roba miles de millones de pesos al erario no se le castiga; así, los gobernantes continuarán robando al pueblo mientras éste no exija con valentía un castigo ejemplar por sus ilícitos.

La corrupción es un importante factor negativo que determina el funcionamiento de la administración pública, pero si los ciudadanos nos comprometemos a exigir cuentas y denunciar la impunidad de los funcionarios, poco a poco podremos combatir y disminuir a los malos gobernadores y alcaldes que controlan los 2 mil 457 municipios del país.

Adalberto Ruiz Mojica*

*Arquitecto

 

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Contralínea 415 / del 07 al 13 de Diciembre 2014