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Crece racismo en Francia

Crece racismo en Francia

Muy lejos de la época de la Revolución Francesa, donde los valores instaurados eran la libertad, la fraternidad y la igualdad, en ese país hoy campea impunemente la xenofobia, la intolerancia y el racismo. Los ataques contra la ministra de justicia Christiane Taubira, por su color de piel, son apenas el atisbo de un fenómeno que se ha instaurado en la sociedad francesa desde hace décadas

Carmen Esquivel/Prensa Latina

París, Francia. Brillante oradora y una de las integrantes del gobierno mejor valoradas, Christiane Taubira enfrenta reiterados ataques por el color de su piel, que son expresión de un aumento del racismo y la xenofobia en Francia.

“Las palabras utilizadas contra la ministra de Justicia son balas. Se trata de un verdadero linchamiento verbal”, aseguró la titular delegada de la Francofonía del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, Yamina Benguigui.

Lo cierto es que pocas veces una personalidad de su talla ha sido objeto de tantas agresiones a través de la prensa, el internet y en actos públicos.

Los ataques comenzaron hace varias semanas, cuando Anne-Sophie Leclere, candidata a alcalde por el partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) en la comuna de Rethel, publicó en Facebook un fotomontaje donde representó a la funcionaria como un mono.

Interrogada por una periodista de televisión sobre este acto, Leclere aseguró que “esto no tiene nada que ver con el racismo” y añadió que prefería “verla colgada a las ramas de un árbol que en el gobierno”.

Estas declaraciones provocaron una lluvia de críticas y el FN se vio obligado a suspender a Leclere y a convocarla a un consejo disciplinario.

En respuesta a estas ofensas, Taubira condenó la ideología del FN y el modo de pensar de miembros de ese partido que, dijo, prefieren ver a “los negros en las ramas, los árabes en el mar, los homosexuales en el Sena y los judíos en el horno”.

Unos días después de este incidente, la revista Minute, también de ultraderecha, publicó en su portada una fotografía de la titular con una inscripción insultante, donde igualmente la compara con un simio.

A estas agresiones se sumó Claudine Declerck, consejera municipal de la conservadora Unión por un Movimiento Popular por la comuna de Combs-la-Ville, quien debió renunciar a su cargo después de colocar en Facebook una imagen con insultos hacia la titular.

Las ofensas llegaron hasta tal punto que en una manifestación en la ciudad de Angers, del departamento de Maine et Loire, varios participantes instigaron a los niños a tirar cáscaras de banana y agredir a la ministra.

 “Encajo el golpe, pero es violento para mis hijos, para mis allegados”, confesó Taubira en una entrevista a la televisión pública.

La ministra recordó que “el racismo no es una opinión, es un delito”, pero admitió que la respuesta judicial no basta porque es imposible pedir a la justicia reparar las patologías profundas que minan la democracia.

 “Estos son ataques contra el corazón de la República. Es la cohesión social la que se está derribando”, dijo Taubira, quien ha eludido presentar denuncias ante los tribunales.

La funcionaria advirtió que estos excesos provienen de un largo y progresivo deslizamiento, y recordó que desde la pasada presidencia de Nicolas Sarkozy, aquellos incapaces de trazar un horizonte para el país, se pasan la vida diciendo al pueblo francés que está invadido, sitiado y en peligro.

Originaria de la Guayana Francesa, Taubira cuenta con una larga carrera política desde que en 1992 fundó en ese territorio de ultramar el movimiento político Walwari, aliado al Partido Radical de Izquierda (PRG, por su sigla en francés).

En 1993 fue electa diputada a la Asamblea Nacional Francesa por ese territorio ultramarino y en 2002 llegó a ser candidata a la presidencia por el PRG.

Taubira es diplomada en ciencias económicas en la universidad de París II (sede también de la principal Facultad de Derecho del país) y graduada en sociología y etnología afroamericana en La Sorbona.

Ella impulsó una ley homónima aprobada en 2001 que reconoce como un crimen contra la humanidad la trata de negros y la esclavitud practicadas a partir del siglo XV.

Desde su nombramiento como titular de Justicia promovió numerosas reformas al sistema penal, como el tratamiento a los jóvenes reincidentes y el cumplimiento de penas fuera de prisión.

También encabezó la iniciativa para la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, avalada por la mayoría de la población, pero rechazada por sectores católicos y conservadores.

Durante los últimos días, diversos analistas han tratado de explicar el porqué de los ataques virulentos contra la integrante del gabinete galo.

“Ella acumula cuatro puntos de fijación fuertes e indelebles: es una mujer, viene de ultramar, es negra y se atreve a representar a la justicia”, opina el historiador Pascal Blanchard.

También recuerda que que Taubira impulsó dos leyes emblemáticas: el matrimonio igualitario y la legislación sobre la memoria de la esclavitud, pecado capital para racistas y neocolonialistas.

El analista advierte que éste no es un fenómeno nuevo. “El error sería pensar que esta brutalidad no existía antes, en realidad lo que estaba invisible se ha hecho visible”, dice.

Como ejemplos concretos recuerda las imitaciones de aullidos de mono en los estadios cuando entran los equipos de futbol o las expresiones de que hay demasiados negros en la selección de balompié.

Blanchard considera que hace falta educar, actuar de otra manera y descolonizar ese imaginario que irriga todavía a la sociedad francesa.

Además de las reacciones provocadas aquí, este caso rebasó las fronteras, y el Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó firmemente los ataques y demandó al gobierno galo cumplir las recomendaciones hechas por el Comité para la Eliminación de la Discriminación.

En opinión del máximo organismo internacional, “esos abusos totalmente inaceptables contra una responsable política por el color de su piel son una manifestación clara del aumento del racismo, la xenofobia y la intolerancia contra las minorías étnicas o religiosas y los migrantes en muchos países europeos”.