Al neocolonialismo energético estadunidense y de otras potencias en Oriente Medio, disfrazado de fomento a la democracia, Rusia responde con un discurso y una acción política tendiente a posicionarla como defensor de la no injerencia y del respeto del derecho internacional y la soberanía de los intereses de los países del Tercer Mundo. En el ajedrez político de la región, Rusia parece detener el avance de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia
Lo que no dijo Assad

Y no hay que olvidar el “Oleoductistán”
Artilugio petrolero de la UE para Al Qaeda