La “guerra” oficial contra el narcotráfico agravó el hacinamiento, la corrupción y el autogobierno en las cárceles que integran el sistema penitenciario mexicano. Más de la mitad de los penales son gobernados por los internos y se han convertido en centros de operación y reclutamiento del crimen organizado. Otro fracaso de la estrategia contra el narcotráfico y las organizaciones criminales


Omisiones criminales

El negocio de la sobrepoblación

Del hacinamiento al autogobierno
Extorsiones y derecho de piso, el gran negocio


Las disputas


Cifras espectaculares, magra efectividad

Herencia negra
Sistema penitenciario, en situación “crítica”: García Ramírez
A propósito de la situación actual del sistema penitenciario mexicano, el doctor en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, Sergio García Ramírez señala: “La situación que guardan actualmente los reclusorios en México, de acuerdo con toda la información pública de la que disponemos, no es de ninguna manera una situación satisfactoria. Sabemos que hay una sobrepoblación en muchos reclusorios, que han ocurrido numerosos incidentes en muchas ocasiones sumamente graves, consistentes en suicidios, motines, evasiones, múltiples hechos de sangre incluso delincuencia propiciada o generada desde el interior de estos reclusorios.Estamos al tanto por la información pública de la que se dispone de que ha habido muchos actos de corrupción que están pendientes de ser esclarecidos. Todo esto nos da un panorama muy preocupante, yo diría que inclusive crítico a propósito de las prisiones y en general en nuestro país”.García Ramírez, quien se ha desempeñado como juez y como presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos refiere que en 2008, se aprobó la reforma constitucional que se anunció como “un nuevo modelo de reinserción social y un sistema de vigilancia judicial de la ejecución de penas”. No obstante, señala, “todo ello que fue una muy buena intensión, lamentablemente no parece haber todavía aterrizado en los hechos. No se ve ningún asomo de la existencia generalizada de ese nuevo modelo de inserción social, ni se ha montado todavía el aparato nacional completo para supervisión judicial de las condiciones en las que se desarrolla la ejecución de penas”.“En síntesis –evalúa el jurista– el panorama es muy preocupante y acreditaría soluciones inmediatas por parte de las autoridades correspondientes. Si nos atenemos a los informes que han rendido las comisiones Nacional de los Derechos Humanos y la de Derechos Humanos del Distrito Federal, y a otros informes que abarcan esta materia, desde la perspectiva de los derechos humanos, yo diría que la situación penitenciaria es muy deficiente. La calificación que se desprende de esa información no es positiva, no podría serlo si siguen ocurriendo esos hechos”.