Cumple 95 años la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos con 199 decretos de reforma. El más reciente modifica el artículo 4, que obliga al Estado a garantizar el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. La posible reforma al artículo 24, sobre la libertad de cultos, ha levantado protestas en la mayoría de los sectores de la sociedad, que observan el regreso de los privilegios del clero católico. Legisladores afirman que la ley fundamental del Estado mexicano se encuentra en una etapa de adaptación a la sociedad del siglo XXI. En el actual sexenio, el mayor número de reformas

El espíritu constituyente, vigente a pesar de las reformas

El artículo 24, a discusión
La reforma al artículo 24 promovida por el diputado priísta José Ricardo López Pescador, donde se establecería que “todo individuo tiene derecho a la libertad de conciencia y religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de practicar, individual o colectiva, tanto en público como en privado, las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”, ha levantado manifestaciones en contra por parte de diversos grupos civiles de la sociedad.El filósofo y especialista en estudios acerca de la derecha política en México, Edgar González Ruiz, considera que “propinaron un golpe demoledor al Estado laico al aprobar una modificación al artículo 24 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para implantar la llamada ?libertad de religión’” (Contralínea, 267).Ante esto el doctor Diego Valadés sugiere que la reforma “indiscutiblemente representa un avance en los derechos de las personas”, ya que incorpora la libertad de convicciones éticas. “En este momento tenemos el derecho de elegir entre un credo religioso u otro, pero no de no tener credo religioso [de forma obligatoria]”.Sin embargo González Ruíz afirma que “hizo falta incorporar explícitamente la libertad de no tener creencias religiosas, pues de manera insidiosa la nueva versión de la ley se afana en proteger los supuestos derechos de las iglesias, y en términos reales los del clero católico, sin tutelar los de los no creyentes”Y acusa que la reforma “no obedeció a un clamor popular, sino a los designios políticos de la jerarquía católica, en el contexto de las próximas elecciones y de la anunciada visita del papa Joseph Ratzinger a México, a principios de año.”