Panamá entra y sale de las listas grises de países donde se lava dinero. Las mismas naciones calificadoras –invariablemente países poderosos– que la borran de una lista la anotan en otra. Sin embargo, los requisitos que se le imponen al país para dejarlo de considerar un paraíso fiscal poco tienen que ver con su sistema hacendario. Se busca que acepte reformas neoliberales y privatice o favorezca asociaciones público-privadas


