Aunque se trata de una organización no gubernamental dedicada a la protección de los derechos humanos, y asegura que su financiamiento proviene de contribuciones de particulares y fundaciones de todo el mundo, Human Rights Watch tiene su sede principal en Nueva York, y sus “investigaciones” e informes apuntan principalmente a países pobres o a aquellos con los que Estados Unidos tiene conflicto permanente, por lo que para algunos observadores y dirigentes políticos, esta organización obedece y sigue los lineamientos que le marcan desde Washington.