Desde hace más de 40 años, un confinamiento de residuos radiactivos opera a 75 kilómetros del Distrito Federal, en el municipio mexiquense de Temascalapa. Aunque la oposición de los pobladores fue socavada por el Ejército en la década de 1980, hay quienes continúan demandando que se respete el carácter temporal del almacenamiento, y los desechos se trasladen a otro sitio; además, exigen que se realicen estudios para determinar las consecuencias en la salud de la población y en el ambiente. Desde 1992, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguarda dictaminó que el depósito no era idóneo para ser utilizado de forma permanente



Compromisos pendientes, peligro latente


Riesgo perenne


El Chernóbil mexicanoCasi tres décadas han pasado desde que el accidente con la varilla de acero contaminada con Cobalto 60 colocó a México en el primer lugar de contaminación radiactiva en el continente.La historia comenzó a finales de 1977, cuando el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez compró un equipo usado de teleterapia a la empresa X-Ray Equipment Co, que a su vez lo había adquirido luego de que el Methodist Hospital de Lubbock, Texas, lo desechara. El equipo contenía en la cabeza una bomba de Cobalto 60.Dada la falta de técnicos calificados para su ensamble, el hospital juarense mantuvo almacenada la máquina hasta diciembre de 1983, cuando el encargado de mantenimiento lo desmanteló a golpes. La pastilla que contenía el elemento radiactivo se fracturó, dejando escapar 6 mil 10 pequeñas partículas del material contaminante.Desmontado, el equipo fue vendido como chatarra al yonke Fénix, ubicado entre las ciudades fronterizas de Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas. Ahí, las partículas de Cobalto 60 se diseminaron entre el material que se mantenía confinado.Una parte de éste fue comprado por la fundidora Aceros de Chihuahua, SA de CV, para producir varillas. A su vez, la empresa envió material contaminado a siete fundidoras más.Cuando menos en tres de éstas se detectaría más tarde contaminación radiactiva: en Durango, Fundival, SA de CV; en Nuevo León, Alumetales, SA de CV; y en San Luis Potosí, Duracero, SA de CV.La maquiladora Falcón de Juárez, SA de CV, también compró al yonke (como se les conoce a los depósitos de chatarra) material contaminado, que utilizó para producir bases de mesa de acero colado. En 1984, las varillas y las bases de mesa contaminadas comenzaron a distribuirse.El 17 de enero de ese año, un camión que transportaba bases para mesa, fabricadas con dicho material, pasó cerca del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México. Las alarmas para detectar radiación sonaron.Fue entonces que se supo que el material proveniente del yonke Fénix había sido contaminado con un elemento radiactivo.Las autoridades estadunidenses devolvieron el material a territorio mexicano. Mientras tanto, el rastreo de las varillas contaminadas condujo a Chihuahua, Sonora, Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Tamaulipas, Querétaro, Coahuila, Nuevo León, Hidalgo, Morelos, Guanajuato y Aguascalientes.Cuando menos en esas entidades, se habían construido viviendas con la varilla dañada. Pero la intención de las autoridades de mantener en sigilo la información del accidente hizo difícil la detección de todo el material contaminado.Muchas construcciones fueron derribadas, mas nunca se supo con absoluta certeza cuántas edificaciones se sostenían con esa varilla en las 16 entidades a donde llegó.En el caso de las 96 toneladas que se confinaron en el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos de Temascalapa, se trató únicamente de material proveniente de Hidalgo.
