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Miseria educativa

Miseria educativa

La educación es el vestido de gala para asistir a la fiesta de la vida

Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río, Tenería, Tenancingo, Estado de México. La premisa básica de los pueblos de México es el retraso, la pobreza y, sobre todo, la injusticia. El reflejo inmediato de este preámbulo no se encuentra en los tediosos anuarios estadísticos sobre deserción, reprobación o resultados de un examen de carácter enciclopédico, inexpresivo y falto de conciencia. Se encuentra en la languidez que la penetrante pobreza dibuja en el rostro de los niños que acarician esta tierra sin esperanza; también, en la lejanía de nuestros deseos; en la inconcebible tiranía que nos acongoja, que se cierne sobre el silencio de nuestras voces.

Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México*

Parecen lejos de nuestra añoranza aquellos ideales con los que nuestro artículo tercero se inflamara de victoria. Parece lejos el coraje y las ganas; perece trillada nuestra alma libertaria. Hemos olvidado la función reguladora que tiene en la sociedad la educación, delegándole el cometido económico que pretende el sistema imperialista, oficializando entre sus objetivos la producción de capital humano, trabajadores especializados, que se cuentan como series de números y letras, y cuyo único valor es el del mercado.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura menciona que una crisis económica puede retrasar los progresos educativos de un país.

México destinaba antes de la crisis de 2008 el 23.4 por ciento del gasto público a la educación. Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha hecho notar que gran parte de esos recursos se utiliza para pagar salarios de los docentes. En primaria, sólo 2.3 por ciento del gasto se destina a inversión de capital, cuando el promedio de la OCDE es de 8.9 por ciento. México destina el 5.3 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la educación, cifra muy inferior a la de Cuba (14 por ciento del PIB), que tiene recursos humanos altamente calificados reconocidos a nivel mundial. La diferencia entre estos países es que para el gobierno cubano la educación es crucial y fundamental. Cuba piensa en su futuro; México, en la coyuntura.

La crisis educativa del México actual no es un legado contemporáneo, es el viejo lastre con que la sociedad desdeña la posibilidad de un cambio, en pos de mejorar la situación actual. Los datos estadísticos no sirven si las seudosoluciones son altamente demagógicas –carentes del ideal básico que la educación propone– y con un fin pernicioso marcado por cuestiones económicas, e incluso partidistas. Ello ha propiciado que el desarrollo de México carezca de uniformidad o, cuando menos, equidad, y mantenga profundas diferencias entre el nivel educativo de un estado y otro. Como ejemplo, en Chiapas, la población de adultos jóvenes que recibe menos de cuatro años de educación representa el 25 por ciento; en el Distrito Federal, esta cifra se reduce al 3 por ciento. Este dato refleja una de las principales problemáticas del sistema educativo: mientras que en los lugares más urbanizados existe un mayor apoyo financiero, la periferia se mantiene sin ningún apoyo.

Esto no es distinto en el Estado de México: el apoyo sólo se ve en las zonas urbanas. Las rurales, en el olvido; las escuelas del medio rural siguen el mismo programa que las del medio urbano. Esto permite que los niños de las comunidades rurales tengan acceso a los mismos contenidos que cualquier otro del estado, pero no a las mismas oportunidades de lograr un aprendizaje significativo, ya que se basan en conocimientos ajenos a su entorno.

A este conflicto se le adiciona también el de la cobertura. Sylvia Schmelkes, en el libro Un siglo de educación, menciona que la educación primaria es una realidad en todas las comunidades de más de 500 habitantes, pero ¿qué pasa con las miles que tienen un menor índice y que abundan en nuestro país? ¿Acaso no tiene el mismo derecho a la educación una persona que habita en la ciudad a otra que vive en los lugares más recónditos? ¿Acaso no es un ciudadano también? La Constitución le otorga ese derecho en el artículo tercero.

Al imitar modelos educativos extranjeros injustificables, por no atender las necesidades primordiales de la sociedad, se generan conflictos en el contexto social, como las escuelas multigrado (unitarias, bidocentes y tridocentes) que se esfuerzan por impartir una educación a pesar de los diferentes obstáculos que se presentan en maestros y alumnos. Entre éstos, destacan:

­-El contexto económico. La pobreza y marginación que prevalecen en el Estado de México significan uno de los grandes obstáculos a los que el docente se enfrenta. Los materiales, e incluso la tecnología que exigen los nuevos contenidos curriculares, evidencian este aspecto.

-El contexto social. El ámbito laboral en que se desarrolla el docente lo involucra en los problemas de sus alumnos, que pueden ser de orden sicológico, violencia intrafamiliar, desnutrición, trabajo infantil, deserción escolar, vicios, migración, incluso la represión sicológica sufrida por el caos social que ha propiciado el narcotráfico.

-Infraestructura. El gobierno debe destinar recursos económicos a la construcción de escuelas, pero ese deber es delegado a los padres de familia, ocasionando una construcción carente de las características pedagógicas con las que debe de contar el aula. Tras la reforma de 2008 de la Alianza por la Calidad de la Educación, se ponen en marcha programas de carácter tecnológico en las escuelas, como Enciclomedia, un proyecto poco favorable en ambientes rurales por la falta de capacitación, condiciones de electrificación, etcétera. Y cuyos recursos, mal aplicados, bien podrían ser invertidos en mejoras estructurales de escuelas.

Por las experiencias de las prácticas profesionales que realizan los estudiantes de la Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río, advertimos que hoy, como estudiantes y sociedad consciente, es nuestro deber construir un futuro basado en un plan de desarrollo educativo nacional, que atienda las necesidades y exigencias que la sociedad mexicana demande, sin tomar en cuenta intereses partidistas, destinando el gasto público necesario para elevar el nivel educativo de nuestra nación.

“Porque la educación no es un privilegio de clase, sino un derecho de todos”.

*Organización estudiantil que alberga a hijos de campesinos y obreros en las escuelas normales rurales

Fuente: Contralínea 228 / 10 de abril de 2011