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Televisa, Elba-SNTE y Calderón-Lujambio-SEP

Televisa, Elba-SNTE y Calderón-Lujambio-SEP

En todos los asuntos de las políticas públicas, el foxismo y el calderonismo han echado a perder lo poco que se había logrado, muy a pesar del neoliberalismo de los últimos 28 años, desde el mediocre y tartufo De la Madrid, pasando por el depredador y sangriento Salinas con el desmantelamiento del patrimonio nacional que culminó con el déspota Zedillo que fue ¡secretario de Educación Pública! Pero con Fox y Calderón, el salvajismo del capitalismo pro empresarial y pro estadunidense sólo ha enriquecido a inversionistas y narcotraficantes: Slim, alias Mr Monopoly; el Chapo; los devoradores banqueros, y el abuso de Televisa que, con Azcárraga Jean y el saqueo publicitario pagado por los politiquillos encabezados por Peña Nieto, se embolsa toneladas de dinero (mucho del cual convierte en dólares para su exportación).

Van y vienen análisis sobre la impartición de educación, más pública que privada, arrojando probadas descalificaciones en la preparación de los educandos desde subprimaria hasta preparatoria-bachillerato. Aparte de las deserciones (porque las escuelas no tienen métodos para interesar a los alumnos y porque sus familias se desbaratan presionadas por la crisis económica), tenemos un magisterio, en su mayor parte, corrupto que ha implantado la nefasta doña Perpetua (ver el libro de Arturo Cano y Alberto Aguirre), para usar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como cómplice de su Partido Nueva Alianza (Panal), dejando de lado la obligación magisterial de mejorar su preparación para educar mejor a los alumnos. No hay preparación de los maestros porque a la señora saltimbanqui (priista, panista, foxista, calderonista, panalista) no le da la gana que su monopolio magisterial sea una asociación de ciudadanos entregados a su deber y obligación de formar a la niñez y juventud.

Esta escolaridad está en manos de Elba Esther Gordillo Morales, cacique, millonaria y sobornadora de profesores, que ambiciona más y más poder para estar en las cúpulas donde se toman las decisiones políticas. Enmascarada en sus 1 mil y una cirugías plásticas, se piensa eterna y construye su imperio desafiante contra la institución educativa para ser, con Televisa, el duopolio contra la educación formal. Para esto se apoya en su sindicato (cuyas cuotas le han dejado cuentas multimillonarias), la complicidad de Calderón, el sumiso Lujambio (hábil para gastarse millones en su circo del bicentenario y centenario) y el antiguo guardaespaldas de su hija, ahora su yerno, incrustado como subsecretario encargado de… ¡la Educación!

Está el país en manos de incapaces y voraces personajes ávidos de poder: Azcárraga, Salinas Pliego, Slim, Peña Nieto, la misma Elba… todos hundiendo la nave estatal, con sus “ahorros” en cuentas bancarias estadunidenses, europeas y paraísos fiscales. No hay examen a la calidad de la educación que se imparte, desde hace una década –la década maldita de la derecha con la guía de El Yunque y un grupo fundamentalista revolcándose en la corrupción, el mal gobierno y el baño de sangre que aterroriza a la nación–, donde reprueben los maestros y con ellos su tarea que arroja gravísimas deficiencias en la enseñanza y el aprendizaje sobre lectura y comprensión de la misma, matemáticas y ciencias naturales.

Conforme a la calificación del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, la educación mexicana mereció puntajes reprobatorios (El Financiero, 8 de diciembre de 2010) –según la nota de la reportera Miriam de Regil–. En el cuadro sobre el desempeño escolar en 65 países, México ocupó en lectura el lugar 48; en matemáticas, 51, y en ciencias, 50. Estamos en los últimos lugares de la fila. Y debemos a Elba Esther Gordillo el manejo político de los maestros y el gasto anual multimillonario asignado a la Secretaría de Educación Pública (SEP), tirado a la basura. La maestra perversa, que anda queriendo regresar al Partido Revolucionario Institucional para favorecer a Peña Nieto (éste le asegura la SEP para ella o su interpósita persona… ¡su yerno!), es la responsable del fracaso de las políticas educativas desde que Manuel Camacho (el de las transas con Calderón para las complicidades chuchistas del Partido de la Revolución Democrática con el Partido Acción Nacional) y Salinas la hicieron sucesora del que fuera cacique del SNTE: Jongitud Barrios, quien la dejó entrar hasta la cocina al grito de “¡tráiganme a esa flaca!”, cuando ésta echaba de gritos en una asamblea.

Desde entonces, ha pasado 28 años controlando con favores de todo tipo (¿y Misael Núñez, el victimado por homicidio, ordenado desde los pasillos cupulares magisteriales?) a más de 1 millón de profesores, a través de su mozo de cordel Rafael Ochoa Guzmán. ¿Recuerdan la foto de Guillermo Sologuren, en La Jornada de 8 de diciembre de 2010, donde Lujambio muestra sus respetos al subsecretario de Educación Básica, José Fernando González? ¿Adivine, lector, quién es?… ¡el yerno de doña Perpetua, doña Perversa, doña Millones, doña dueña del SNTE, del Panal, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, de la Lotería Nacional, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y anda el rumor de que lo será de Petróleos Mexicanos cuando nombren a Yunes Linares.

Televisa, el cártel empresarial golpista y educadora con sus programas de violencia; Elba y Calderón, con su testaferro Lujambio (¿y su madrina Patricia Flores, dónde andará tras su fracaso por querer imponer a Roberto Gil, por la estrategia de Margarita Zavala, a pesar de los intereses de Calderón?), han desgraciado la educación nacional, llevándola al analfabetismo en todas las materias. Los alumnos no saben leer y cuando lo hacen no comprenden ni interpretan  ni reflexionan. Y si la educación es enseñar a crear, pensando, en matemáticas, a muy duras penas medio saben sumar, restar y casi nada dividir ni multiplicar. El desastre se lo debemos a Gordillo, a Azcárraga, a Lujambio (que tiene el escritorio y el sillón donde despachó Vasconcelos, pero no pasa de burro) y a su encubridor, Felipe Calderón.

*Periodista

Fuente: Contralínea 221 / 20 de febrero de 2011