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Las lecciones de Sarkozy

Las lecciones de Sarkozy

La visita de Nicolás Sarkozy a México fue controvertible en todos aspectos. No sólo por dos féminas, su bella mujer, Carla Bruni, y su compatriota, Florence Cassez, sentenciada a 60 años de prisión, sino porque el mandatario galo ha virado su actitud política frecuentemente; lo mismo es un represor que un censurador de la política estadunidense y hasta aparentemente se ha convertido en un prototipo del gobernante considerado torpemente en México como populista.Vamos por partes. El romance actual de Nicolás se produce luego de que lo abandonara su mujer al llegar al Palacio del Eliseo; la esposa le había puesto los cuernos en diversas ocasiones.

La relación con la señora Bruni es un escándalo, no por la figura notoria de ella, sino porque utiliza fondos públicos para llevar una vida más de estrella roquera en fiestas, algo que la prensa francesa afirmó que hizo en México al visitar la playa El Tamarindo, propiedad de Roberto Hernández. No podemos dejar de anotar que, a políticos y periodistas, los contoneos de Carla los dejaron alelados (¿verdad, mister Carstens?).

El caso de Florence es otro. Como buen nacionalista, Sarkozy ha ido defendiendo a sus paisanos donde sea: lo mismo en Colombia (Ingrid Betancourt) que en Libia (unas monjas). Pensar que no lo iba a realizar en México era una tontería aldeana. Por lo tanto, con o sin razón, le exigió a Felipe Calderón que, con base en el acuerdo de Estrasburgo, extraditara a Francia a Cassez, y le importó poco el consejo de que evitara el asunto en el Senado; a fin de cuentas, lo excitó más y lo llevó a cabo retadoramente.

Florence está en prisión junto con su novio Israel Vallarta, pues hay testimonios de que ellos participaban activamente en la banda de los Zodiaco, y de que secuestraron a varios, entre los que se cuentan Cristina Ríos y Ezequiel Yadir Elizalde. Pero debemos recordar que la supuesta detención se logró en un montaje televisivo el 9 de diciembre de 2005, llevado a cabo por Genaro García Luna, entonces jefe de la Agencia Federal de Investigación, y con el fin de proporcionarle una nota espectacular a Televisa. En esa acción, el mayor perjudicado fue el reportero Pablo Reinah –quien ignoraba la maquinación–: cesado, posteriormente, de su empleo.

Nadie puede asegurar que Cassez es inocente, pero los métodos de la policía y la justicia mexicana son censurables en grado extremo: no penalizar a quienes hacen aparecer, sin sentido, como actores de hechos sangrientos ¿Y luego Felipe Calderón y Eduardo Medina Mora piden que los medios sean éticos y no propicien la violencia y la apología del crimen? Nicolás es un jugador que le interesa ganar a toda costa.

Siendo encargado de la seguridad francesa, no dudó en reprimir a los habitantes de los barrios pobres y sobre todo a los inmigrantes.

Cuando era secretario de Finanzas apoyó con todo a los empresarios e impulsó una ley laboral para que el trabajo fuera desregulado, es decir, las conquistas sindicalistas de años se diluyeran y aun desaparecieran con el objeto de que el liberalismo globalizador, la expoliación de la mano de obra al máximo para decirlo bien, resultara lo predominante.

Antes de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, Nicolás alertó acerca de lo que venía. Planeó, incluso, otorgar subsidio a los desempleados, meter en cintura a los banqueros y ampliar los programas de seguridad social. Inusitadamente, llamó a construir otro mundo, donde la hegemonía de Estados Unidos se vea menguada, y dar paso a una colaboración europea más amplia.

Sarkozy es un auténtico camaleón que tiene un solo interés en la vida: el éxito a toda costa. Si a ello le agregamos que la mayoría de los informativos franceses que vinieron a México se centraron en preguntarle a Felipe acerca del asunto Cassez, nadie hubiera esperado que el encuentro en Palacio Nacional fuera muy promisorio o variara de la ruta apuntada.

Lo grave es que nos vimos como escolapios ante un jugador profesional de Las Vegas. No hay ni en éste ni en el caso del asunto del narcotráfico y las armas que llegan de Estados Unidos una política exterior seria que tome en cuenta los factores reales de poder.

Nicolás deja varias lecciones. Una: defiende a sus compatriotas en todo el mundo, no obstante sus faltas reales o supuestas.

Algo que no hace la administración presente con las decenas de mexicanos que están en cárceles estadunidenses y en pabellones de la muerte. Recientemente en el País Semanal (número 1693) aparecieron una veintena de individuos sentenciados a penas capitales que lograron su excarcelación por una defensa persistente de una organización de abogados. Dos: plantea correctamente Jorge Luis Borges: “El patriotismo es la menos perspicaz de las pasiones”. Y nosotros, en lugar de ser nacionalistas enterados, continuamos en la irracionalidad. Ahora estamos viendo que en futbol y en béisbol somos derrotados y resultamos el hazmerreír de muchos. Todo por el patrioterismo tan arraigado.

En el fondo, no hay inteligencia, preparación, hondura en lo que hace la clase política actual. Nos siguen vendiendo espejitos por oro.