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El exterminio indígena

“¡Pinche indio!” resume el desprecio y la violencia que se ejerce contra los pueblos originarios de México. La frase –a flor de labio de capataces con o sin azote, terratenientes, políticos de todos los partidos, funcionarios, empresarios y encopetadas de salones de belleza–

Berto, en Guerrero

El aguacero había cesado y la selva escurría. Noche cerrada, sin luna. Las chicharras, alborotadas por la lluvia, zumbaban en coros de miles: un chirrido atronador. Un huaco, a lo lejos, lanzaba su graznido de advertencia. El vaivén de la hamaca dejaba asomar una guitarra, apenas rasgada de vez en vez por Berto, quien dormitaba, susurraba, soñaba.

Jacobo Silva Nogales: los días en el purgatorio

Su ingreso al penal de máxima seguridad le pareció un alivio. No sabía que el “aniquilamiento de la persona” ahora era distinto, pero no había terminado. Compartió crujía con Miguel Ángel Félix Gallardo, Caro Quintero, Francisco Arellano Félix, Chávez Araujo, Pardo Cardona y Tinoco Gancedo. Más tarde, con Ignacio del Valle, líder de San Salvador Atenco, con quien trabó una profunda amistad. Jacobo Silva Nogales, se repuso del más crudo enclaustramiento que se ejerce en México y recuperó a su familia, se convirtió en pintor y se hizo cargo de su propia defensa legal y de la de su esposa. Obtuvo la libertad al ganar el juicio al Estado mexicano en 2009

Jacobo Silva Nogales: los días en el infierno

Sus captores le decían que se encontraba en el infierno. Fue sometido a intensas torturas durante 6 días. El viejo método del policía bueno y el policía malo se le aplicó de inmediato: a las sesiones de tormentos seguían las palabras amables para delatar a sus compañeros

Tercera pinta: instrucciones para ingresar a la guerrilla

El adolescente Jacobo Silva Nogales buscaba incorporarse a la lucha armada. Creía que con eso bastaba para, algún día, pertenecer a una de las organizaciones político-militares. Lo cierto es que la guerrilla ya lo había escogido y sin advertirlo había iniciado con él un proceso de formación teórica, política y de acondicionamiento físico. El Partido de los Pobres había visto en él la oportunidad de reactivar su movimiento

Jacobo Silva Nogales: de profesión guerrillero

Quiso ser físico matemático y resultó guerrillero…, pintor y abogado autodidacta. Todo, sin haber concluido sus estudios de bachillerato. Aun en la pobreza fue un alumno de excelencia. Sólo se fue de pinta tres veces. La última le duró 15 años y le alcanzó para reactivar las columnas armadas del Partido de los Pobres, participar en la constitución del EPR y fundar el ERPI, la organización político-militar más numerosa en el estado de Guerrero. Luego de 10 años de encierro en penales de máxima seguridad fue puesto en libertad al ganar el juicio en el que fue su propio defensor. Ahora en la lucha social dice que su corazón sigue en la sierra, con “los muchachos”

Coicoyán de las Flores: entre el abandono y el derroche

Más de 8 mil 500 personas subsisten en uno de los municipios más pobres del país. Le corresponde el cuarto lugar en miseria, dice la Declaratoria de las Zonas de Atención Prioritaria para el año 2011; el lugar 14, según las estadísticas del Inegi. Aquí no hay trabajo, las siembras de autoconsumo se agotan, la dieta diaria puede llegar a ser una sopa instantánea o tortillas y frijoles. Los niños asisten a clases en muy precarias condiciones.

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