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La traición a México

Los primeros 3 años del sexenio de Enrique Peña Nieto, las Fuerzas Armadas Mexicanas, especialmente el Ejército Mexicano, se ganaron la desconfianza y el desprecio del pueblo. Se echó por la borda casi 1 siglo de merecer el cariño de las clases populares –en las cuales, además, está su propio origen– a partir de la Revolución Mexicana de 1910, promulgada el 5 de febrero de 1917 después de derrotar dos veces consecutivas al Ejército Federal del general Porfirio Díaz convertido en tirano a lo largo de 30 años de gobierno, apoyado por las bayonetas de la tropa reclutada de leva, que era conducida por generales aristocráticos provenientes de la clase gobernante compuesta por latifundistas, patrones explotadores, el clero fanatizador y empresarios extranjeros que esclavizaron a los indígenas y a los pobres de la nación.

Llevaron al Ejército a la traición

El papel de las Fuerzas Armadas de México es cada vez más el de un enemigo de su misión histórica: cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

Las Fuerzas Armadas Mexicanas en jornadas electorales

A soldados y marinos ya no pueden engañarlos con mensajes televisivos del “nuevo PRI” (que ya jamás podrá ir solo) o las cómicas presunciones de los verdes, o las falacias del PAN, que en su oportunidad demostró ser títere del PRI, o la izquierda amarillopalúdica, que al igual que a los verdes, sostiene el PRIAN para conservar la mayoría en ambas cámaras legislativas permitiéndoles continuar entregando México a Estados Unidos.