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Prácticas hegemónicas obstruyen ejercicio de los derechos humanos

Prácticas hegemónicas obstruyen ejercicio de los derechos humanos

Una baja democratización y una economía poco consolidada, aunado a la reincidencia generalizada en las malas prácticas hegemónicas son un terreno poco fértil para la institucionalización y el ejercicio de los derechos humanos en México: “es como sembrar maíz en el desierto”, señaló el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Francisco Valdés Ugalde.

Los mexicanos, ahondó, no saben a dónde acudir para recibir asesoría judicial de calidad, predomina entre los ciudadanos el “más vale un mal arreglo que un buen pleito” porque acudir al sistema de justicia genera desconfianza y significa que el más débil va a perder.

El investigador presentó los hallazgos para el caso mexicano, como parte del ciclo Los derechos humanos en tiempos de odio, los resultados de una investigación sobre la relación entre la institucionalización de los derechos humanos y su ejercicio efectivo en algunos países de América Latina.

Puso como ejemplo una pirámide invertida en la que se observa que en México entre 2006 y 2014 hay 23 mil personas desaparecidas, 291 casos en manos de la justicia y tan sólo seis sentencias emitidas. “Esto nos da cuenta en un caso específico que la falta de acción del Estado mexicano es claramente patente”.

Valdés Ugalde explicó que a partir de los noventa hubo fuertes avances normativos que culminaron con la reforma del 2011 y con movilizaciones sociales, de recursos políticos y de políticas públicas en dirección a una mayor protección de los derechos.

Sin embargo “una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace”, puntualizó Valdés. Para él la explicación podría encontrarse en que “la cultura política mexicana está atada a las viejas estructuras funcionales del sistema hegemónico” en la que es típico pugnar por tener una constitución ejemplar pero que no puede llevarse a la práctica.

Además señaló que existe una inercia y resistencia por parte del Estado para liberar al poder judicial, resistencia que nace incluso en el propio Poder Judicial por estar muy arraigado a viejas tradiciones.