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Rusia y Estados Unidos: disputa por el Ártico

Rusia y Estados Unidos: disputa por el Ártico

Jorge Petinaud Martínez / Prensa Latina

Moscú, Rusia. Tras el primer encuentro en Londres del presidente ruso, Dmitri Medvedev, y su par estadunidense, Barack Obama –ocurrido a inicios de abril pasado–, ambas naciones encaran el reto de enmendar los antagonismos exacerbados por ocho años de mandato republicano en Washington


La buena voluntad expresada en la capital británica por los dos estadistas y su coincidencia en el propósito de una reducción nuclear despertó en muchos la esperanza de un mejoramiento de los nexos entre las dos principales potencias atómicas del planeta.

En la XVII Asamblea del Consejo de Política Exterior y Defensa de Rusia, integrado por líderes partidistas, expertos y empresarios que representan a todas las fuerzas políticas, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, sostuvo que el Kremlin está dispuesto a cooperar con la administración del presidente Obama, pero avanza con prudencia y sin una actitud excesivamente optimista.

Al gobierno ruso le cuesta trabajo imaginar que Washington renunciará a la política de contención de sus competidores potenciales en el ámbito mundial porque ese objetivo forma parte de la doctrina fundamental de Estados Unidos, advirtió el ministro.

Esa definición de la esencia de la política exterior estadunidense indica que la solución de las contradicciones entre el Kremlin y la Casa Blanca requiere un esfuerzo sobrehumano.

Como en las tiras cómicas, parece “una tarea para Superman”.

Dos ópticas sobre la crisis

Ante la crisis financiera originada en Estados Unidos y que hoy azota a todo el mundo, Medvedev considera que se debe poner distancia respecto del acuerdo de Bretton Woods de 1944 e iniciar un análisis sobre la pertinencia de nuevos convenios.

Tal punto de vista es consecuente con su propuesta de convocar una conferencia internacional de representantes gubernamentales y expertos para debatir la creación de una nueva moneda mundial o al menos de reserva internacional diferente del dólar.

Como otra expresión de los encontronazos entre Moscú y Washington, Obama rechazó públicamente esa iniciativa a menos de una semana de su primera entrevista con el estadista de la federación euroasiática.

Desde Washington, reiteró que no hay necesidad de introducir una nueva moneda global. El dólar se fortaleció y los expertos consideran fuerte la economía estadunidense, enfatizó.

Optimista, argumentó que ya entró en fase recuperativa, y dijo que una prueba de ello es el proyecto de presupuesto federal para el año financiero 2010, elaborado por su administración.

Este ejemplo explica por qué el asesor del Kremlin, Serguei Prijodko, advirtió que el primer encuentro entre los dos mandatarios tuvo un carácter “de tanteo”.

Ante los muchos obstáculos para vencer las dificultades, los estadistas decidieron “sincronizar los relojes”, inventariar todos los temas de la agenda bilateral y poner en marcha la nueva etapa en las relaciones, según el portavoz.

El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Riabkov, advirtió que el proceso de diseño de la nueva política de la administración estadunidense no está concluido y se mantiene el esquema que elaboró el expresidente George W. Bush.

Sobre un posible sistema de defensa antimisiles (conocido como DAM) de carácter global, con participación de todos los interesados, expresó la disposición rusa a colaborar, pero no con el papel de caballo al que se le colocan las riendas, según sus palabras.

Insistió en la necesidad de un estudio de manera global y compartida sobre las verdaderas amenazas potenciales y las variantes de respuesta para reaccionar.

La DAM en Europa asestaría una influencia muy negativa sobre nuestra estabilidad estratégica, y esto lo hemos hecho saber a la nueva administración, señaló.

En relación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), criticó la evolución de su actividad hacia zonas que no constituyen su espacio geográfico de responsabilidad tradicional en busca de un rol global.

Otro obstáculo que Moscú considera peligroso para su seguridad nacional es la ampliación del bloque noratlántico con nuevos miembros ubicados en las proximidades de las fronteras rusas.

Los problemas de seguridad no se pueden resolver con la expansión de la alianza, remarcó el viceministro. Garantizar la protección propia a cuenta de la de los demás, criticó, por su parte, Lavrov, en términos más radicales.

Riabkov hizo votos porque se aceleren las negociaciones para concretar un nuevo acuerdo de limitación de armas ofensivas estratégicas (START-1) antes de diciembre, fecha en que caduca este tratado.

En este aspecto, Moscú exige establecer una nueva base jurídica ajustada a los tiempos actuales, mientras Washington quiere acomodarlo a una simple prórroga con todas las ventajas que le reporta en estos momentos.

Sobre el particular, el mayor general Pavel Zolotariov, subdirector del Instituto de Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia, advirtió que no se pueden seguir reduciendo esos arsenales sin estimar el inconveniente de la DAM.

Moscú no debe disminuir su inventario por debajo de las 1 mil 500 ojivas atómicas sin llegar a un acuerdo de limitación del potencial del escudo anticoheteril que Washington planea emplazar en Polonia y República Checa, insistió el académico.

Zolotariov consideró que sobre la base de su gran potencial convencional y con la garantía de la DAM, la potencia del norte está dispuesta a liquidar sus armas atómicas.

La iniciativa de Obama de destruir completamente el arsenal nuclear no es propaganda. Los estadunidenses han empezado a delinear un curso favorable, sostuvo el subdirector.

Pero no se puede hacer esto sin cambiar el principio de llevar una política desde posiciones de fuerza, y más aun desarrollando un sistema de defensa antimisiles, subrayó el mayor general.

El experto indicó que el actual jefe de la Casa Blanca mantiene el criterio de que mientras exista una supuesta amenaza atómica proveniente de Irán, Estados Unidos continuará desarrollando la DAM, “cuya eficacia está comprobada”, según las fuentes.

El tratado de reducción y limitación de armas ofensivas estratégicas (START-1, por sus siglas en inglés) fue firmado por la Unión Soviética y Estados Unidos en 1991 y su vigencia caduca el 5 de diciembre de este año.

Fue un buen acuerdo que estipulaba medidas de control de la cantidad de cabezas atómicas en cada parte, opinó Zolotariov.

Pero hoy los líderes rusos no deben seguir reduciendo la contención nuclear sin estimar el inconveniente de la DAM estadunidense, aconsejó el académico.

El secretario de prensa del gabinete del exprimer ministro Vladimir Putin, Dmitri Peskov, también criticó la falta de una respuesta estadunidense ante las propuestas de colaboración presentadas por Moscú en materia de DAM.

Se plantea como pretexto una supuesta amenaza iraní, pero técnicamente está demostrado que Teherán no tiene ni tendrá posibilidades de dominar misiles que puedan alcanzar Europa Central, apuntó.

Deploró, asimismo, la vigencia en el plano económico de la Enmienda Jackson-Vanick que data de 1974 y prohíbe relaciones comerciales normales con Moscú, mientras ya fue retirada respecto de Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas.

El rosario de obstáculos en los nexos bilaterales se eleva hasta la ingravidez, donde por medios diplomáticos Rusia busca impedir la militarización del cosmos con la visible oposición de Estados Unidos.

Los representantes de Washington han rechazado abiertamente una iniciativa ruso-china en este sentido en la Conferencia de Desarme de Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza.

En adición, ya el Pentágono realizó el disparo de un cohete SM-3 guiado por un misil crucero de la clase Tricondega, que impactó en un satélite inservible de espionaje a 247 kilómetros de altura sobre Hawai.

La acción permitió a Estados Unidos demostrar la eficacia de estos cruceros incluidos como piedra angular en la agresiva Doctrina Espacial firmada por el entonces presidente George W. Bush.

Contradicciones en el Ártico

Desde la ingravidez, los antagonismos ruso-estadunidenses descienden y se sumergen en el Océano Glacial Ártico, fuente de multimillonarios recursos minerales, y ruta que podría acortar en 23 por ciento el tiempo de navegación entre Nueva York, Estados Unidos, y Tokio, Japón.

Con estos argumentos, el Pentágono publicó a finales de 2008 la concepción de desarrollo de las fuerzas navales estadunidenses, en la cual advierte que la disputa por el Ártico se considera uno de los grandes “retos de la nueva era”.

En igual sentido se pronunció el Senado en las más recientes audiencias en torno a la ratificación de la Convención sobre el Derecho del Mar abierta a la firma desde el 30 de abril de 1982.

Ese instrumento jurídico fue rubricado por todas las naciones con costas en el Ártico menos Estados Unidos, que recientemente anunció la decisión de adherirse a esa norma internacional con la evidente intención de disputar las riquezas de ese fondo marino.

El portavoz de la cancillería rusa, Andrei Nesterenko, advirtió recientemente que la notoria actividad de la OTAN en la región Ártica puede erosionar el esquema de cooperación entre los países de esta zona.

Nesterenko reiteró la preocupación de la Federación rusa porque esa posición pueda afectar la agenda de colaboración entre los estados ribereños del Océano Glacial Ártico.

Moscú está interesado en garantizar un desarrollo sostenible de esta zona sobre la base de la cooperación internacional, agregó.

Los países de la ribera del Ártico tenemos retos como el desarrollo sostenible, el cambio climático y la apreciable reducción del espacio permanentemente congelado, alertó.

Recordó que la reunión de cancilleres celebrada en mayo de 2008, en la ciudad groenlandesa de Ilulissat, envió a la comunidad internacional el mensaje de que los asuntos relacionados con esta problemática se solucionarán en la mesa de negociaciones.

Entonces los ministros de exteriores de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Noruega y Rusia aprobaron una declaración en la cual se establece que los contenciosos territoriales se solucionarán a partir de la Convención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Derecho del Mar de 1982.

El ministerio ruso de Recursos Naturales señaló en una nota de prensa que la cordillera Lomonosov, desplegada bajo el Polo Norte, es parte de la plataforma continental de la federación rusa.

El texto señala que el material acopiado en el lecho submarino por la expedición Ártico-2007 se corresponde en cuanto a estructura con las muestras mundiales de corteza continental.

Sobre la base de estos resultados preliminares, la cartera a cargo de los recursos naturales en Rusia afirma que la cordillera subacuática es parte de la adyacente plataforma continental de ese país.

De ser ratificada esta reclamación por la ONU, Moscú podría reivindicar una superficie en forma de triángulo de 1.2 millones de kilómetros cuadrados con límites en su línea costera norte, la frontera noruega al oeste y hasta el estrecho de Bering por el este.

En esta área, equivalente a la extensión de Alemania, Francia e Italia juntas, se estima que existen reservas de unos 100 mil millones de toneladas de petróleo y gas natural, es decir, entre el 25 y el 33 por ciento del volumen disponible hoy a escala global.

Se calcula, asimismo, en decenas de miles de toneladas la existencia de diamantes, níquel, oro y estaño, que Dinamarca, Noruega, y muy en especial Estados Unidos y Canadá, disputan a Rusia.

La posición rusa al respecto fue definida por el presidente Medvedev, quien ordenó en una reunión del Consejo de Seguridad de la Federación concluir un plan para iniciar la explotación de los recursos naturales del Ártico.

Esta zona tiene significado estratégico para nuestro país, aseguró el jefe del Kremlin durante el encuentro dedicado exclusivamente a este tema.

Medvedev advirtió que el desarrollo del Ártico ruso está directamente entrelazado con la solución de tareas estatales a largo plazo y con la capacidad competitiva de Rusia en los mercados internacionales.

Consideró necesario concluir la elaboración de la ley federal sobre la frontera sur de la zona ártica de Rusia y un acuerdo para refrendar jurídicamente la institucionalización de los límites exteriores de la plataforma continental.

En la reunión quedaron aprobados los principios básicos de la política estatal en esta dirección y se evaluó hasta la posibilidad de un conflicto en ese escenario, informó por su parte, el secretario del Consejo, Nikolai Patrushev, citado por ITAR-TASS.

La atención hacia los glaciares de países como Estados Unidos, Canadá, Noruega y Dinamarca, incluida la movilización militar, aumenta drásticamente, asociada a la lucha por el acceso y control de sus recursos energéticos, añadió Patrushev.

La ruta marítima del norte desempeña un papel clave en el desarrollo de un sistema único de transportación transcontinental, que constituye la vía más cercana entre puertos marítimos y fluviales europeos y los del Lejano Oriente, en Siberia.

Con esta madeja de contradicciones como trasfondo del diálogo que se proponen establecer para lograr un mejoramiento de las relaciones bilaterales, el presidente Medvedev y su par estadunidense, Barack Obama, tienen motivos para afirmar que enfrentan la tarea de Superman.

Fuente original: Revista Contralínea

CONTRALÍNEA 129 | 03 DE MAYO 2009