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Las crisis han potenciado el poder del sector financiero

Las crisis han potenciado el poder del sector financiero

Crisis económico-financieras similares o peores a las que aún padecen Estados europeos podrían vivirse en los próximos años si no se sustituye el modelo económico capitalista, explica Ricardo García Zaldívar. El doctor en economía y presidente de Attac España considera que para frenar el saqueo y la concentración de la riqueza en pocas manos se debe jugar con las propias contradicciones del sistema. Éste por sí mismo no contendrá jamás las crisis: la clase dominante no está dispuesta a reducir sus ganancias y la clase política no se le enfrentará, porque está a su servicio, opina Xavier Caño, también integrante de Attac. El resultado del crack iniciado en 2008: más concentración de poder en el mundo financiero

Madrid, España. A 7 años de iniciada una de las peores crisis económico-financieras globales, ningún Estado ha sido capaz de aplicar medidas reales para evitar la especulación en los mercados y, en consecuencia, una nueva catástrofe generalizada. Ello, a pesar de la gravedad que ha implicado el crack desatado en Estados Unidos en 2008, aún padecido, sobre todo, en el Continente Europeo.

“No hay medidas porque en estos momentos el poder de los gobiernos está sumamente mediatizado por las grandes empresas financieras y no financieras, trasnacionales y grandes bancos, como Goldman Sachs y JPMorgan, que son capaces de condicionar a un político que en su programa electoral dice que va a cambiar eso”, explica en entrevista con Contralínea Ricardo García Zaldívar, doctor en economía y presidente de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana-España (Attac España).

Eso, recuerda, es lo que le sucedió a Barack Obama: “Cuando hizo la campaña [presidencial], la crisis ya había estallado. La gente votó, pero cuando intentó regular esto para que no volviera a ocurrir, no lo consiguió”.

La ausencia de esas medidas es un factor determinante para una futura crisis similar o peor a la ocurrida con los activos tóxicos de hipotecas-basura de Wall Street en 2008, porque no se trata de situaciones anormales, sino periódicas, estima el economista.

La diferencia entre una crisis y otra es la profundidad de sus efectos negativos: “En este caso fue muy profunda, casi tan profunda como la que hubo a finales de la década de 1920, también por el crack financiero”, indica el también académico de la Universidad Carlos III de Madrid.

A pesar de que su origen fue la especulación del sector financiero, el economista observa que éste no sufrió las consecuencias negativas que sí padecen las mayorías: “Lo que ha producido la crisis en Estados Unidos es todavía más concentración de poder en el mundo financiero: antes habían siete grandes bancos, ahora quedan tres; más concentración en el mundo productivo; y, sobre todo, más concentración en los poseedores de grandes cantidades de capital en forma de dinero o activos, que perdieron en su momento pero que se las ingeniaron para que inmediatamente [ganaran]. Ahora ya los valores de la bolsa han vuelto a subir en Estados Unidos, pero la crisis puede volver a ocurrir dentro de 5, 10 o 15 años. Volverá a ocurrir si no se cambia esto”.

El poder de quienes encabezan el sistema capitalista neoliberal es tan omnipresente que los sistemas políticos que tenemos ahora mismo no son capaces de frenarlo, resume el doctor García Zaldívar. “Si hablamos de una sociedad capitalista es porque la actividad de las personas se reparte entre los que tienen y los que no tienen capital. Y los que tienen son muy pocos”.

Para Xavier Caño Tamayo, escritor y activista de Attac, la situación que aún enfrentan los países europeos por ese crack no tiene salida. “Se debe comprender que la clase dominante se está quedando con la renta de la clase trabajadora por la vía de la llamada devaluación interna, que es la rebaja salarial, y de los servicios públicos: la sanidad, la educación, la atención social, etcétera. Eso en la medida en que lo privatizan, en que le ponen peros para que el Estado lo desarrolle, va a parar a la clase dominante. Sencillamente es una absorción de rentas, y como ése es su beneficio, no hay la menor posibilidad de que la crisis se resuelva: ni los gobiernos van a enfrentarse, porque están a su servicio, ni la clase dominante tiene la voluntad de cambiar esta situación, porque está en el ADN del capitalismo: necesitan tener cada vez más beneficios”.

Caño Tamayo indica: “Yo utilizo la expresión saqueo en lugar de crisis: es un saqueo porque se apropian de los bienes y derechos de las clases trabajadoras en beneficio de muy pocos”. El también periodista estima que los recortes al gasto público siempre son vulneraciones de derechos y que lo que se vive en la actualidad es simplemente la respuesta lógica del capitalismo.

Deuda fortalece mercados

La rápida concentración de poder en el sector financiero se dio gracias a la intervención de los gobiernos. Tanto en Estados Unidos como en Europa se dieron, por una parte, los rescates directos a la banca y, por otra, la inyección de recursos públicos triangulados.

Al respecto, el escritor Xavier Caño refiere que el sector financiero redescubrió que el negocio está en la deuda. “Por cada dólar de las acciones que se refiere a la economía productiva de bienes o servicios hay 60 dólares en la economía especulativa: compra-venta de humo de títulos, de bonos”.

Agrega que se trata de todo tipo de deuda, desde los multimillonarios créditos que contratan los gobiernos, hasta la deuda de los ciudadanos con el sector bancario.

“Ésa es la auténtica rigurosidad de la nueva crisis: una toma de postura por parte de la clase dominante, de la clase capitalista, de la minoría, en su propio beneficio con la absoluta complicidad de los gobiernos, salvo la excepción en América Latina de Bolivia, Venezuela, Uruguay, Argentina. El resto está al servicio total de las elites económicas.”

Por ello, el activista de Attac observa que esta crisis es sencillamente que la clase dominante no quiere de ningún modo dejar de percibir sus beneficios, pero esto sólo es a costa de absorber las rentas de las clases trabajadoras. El 1 por ciento contra el 99 por ciento de la población mundial.

Así es como se explican las primeras inyecciones de liquidez y los avales y garantías que los Estados ofrecieron a los bancos tras la crisis de Wall Street: para rescatarlos, los gobiernos de Estados Unidos y Europa les inyectaron 1 billón de dólares.

Burbujas financieras

El doctor García Zaldívar indica que la crisis general que aún enfrentan los países europeos es típica del sistema capitalista neoliberal, producida por las llamadas burbujas. Éstas tienen que ver con el funcionamiento de los mercados: hay una demanda extraordinaria, que no necesariamente es real sino que puede ser especulativa, y por ello los precios suben, se inflan; eso hace concentrar la riqueza en pocas manos porque esos procesos no crean riqueza, sólo se apropian de ella.

Y ejemplifica: “la burbuja se infla, se infla, se infla y en un momento determinado explota y no hay nada. No es como cuando haces crecer una calabaza y, cuando la partes, ves que dentro hay carne: en la burbuja no hay nada, sólo aire. Y cuando eso explota, ¿qué ocurre?, pues que lo que se consideraba riqueza no es tal, no existe. Entonces pierden, pero se pierde virtualmente”.

Al respecto, recuerda el economista, en el sistema todo se mide monetaria-mente: “Si yo creo que tengo una riqueza de, por ejemplo, 2 millones de dólares, cómo es que calculo esos 2 millones que no tengo en la mano: tengo una casa que vale 800 mil dólares, pero por qué esa casa vale eso, pues porque en este momento en el mercado hay gente que la compraría en 800 mil dólares, pero mañana, de repente, ya no hay esa persona, y lo más que podría conseguir son 300 mil o 150 mil dólares. Qué ha pasado con esa diferencia: no existía, era virtual. Eso mismo pasa con los activos financieros de Apple o de ExxonMobil: creo que mi patrimonio es de 500 mil dólares, pero de repente mañana las acciones se desploman y resulta que yo, o una empresa, no tengo ese dinero. Eso es lo que pasó en 2008 a nivel mundial”.

Cuando se producen las burbujas, expone Ricardo García Zaldívar, lo que hay primero es un crack financiero: los valores se hunden y las empresas que creían que tenían un patrimonio resulta que no lo tienen. Las primeras empresas que cierran son las financieras, pero inmediatamente eso se traslada a empresas no financieras, a las productivas. Éstas empiezan a quebrar porque la demanda general se contrae. “Ésta es la situación que ocurrió en Estados Unidos y que ahora mismo está, por ejemplo, dentro de países como España, Grecia, Portugal, Italia, Francia. Es decir que es una situación en la cual estamos para no vivirla”.

Y es que, dice, hay países cuya economía depende de que los centros de poder, los países ricos, tengan capacidad de compra. Lo que ocurre con una crisis en el corazón del sistema es una crisis en todo el planeta, porque las importaciones y las exportaciones, es decir, el comercio exterior desciende.

Posible, cambiar el sistema

Entrevistados por separado, García Zaldívar y Caño Tamayo coinciden en que es posible cambiar el sistema capitalista neoliberal por uno justo, aunque ambos refieren que eso será posible a largo plazo.

En el mundo siempre ha habido procesos en los cuales han ocurrido cambios bruscos, a los que se les llama revoluciones. En un momento dado el poder establecido no aguanta a pesar de que tiene todo el poder, explica García Zaldívar. Sin embargo, dice, las revoluciones producen mucho sufrimiento a los más débiles: son cambios muy bruscos que implican durante mucho tiempo una gran inseguridad.

Por ello, detalla, hay muchas voces que claman que con violencia no se consiguen los cambios, que éstos se deben lograr en forma pacífica cuando se producen grandes manifestaciones de contrapoder, porque la gente no está dispuesta a seguir admitiendo esto.

El doctor en economía opina que hay que jugar con las contradicciones del sistema: ésta es una jungla entre empresas capitalistas y entre países que buscan la hegemonía y su interés particular.

“Hemos vivido en una fase en la que teníamos una especie de pax romana: hay un imperio y al que levanta la mano se la cortan; y eso es la paz. No hay posibilidad de rebelión. Todo eso por qué: porque efectivamente a partir de la década de 1970 y de forma más acentuada después de la caída del muro de Berlín, el capitalismo se ha globalizado: el capital es capaz de llegar a China y decir ‘qué bien: mano de obra organizada, barata. Meto aquí tecnología, meto capital y éste va a ser el nuevo taller del mundo’, pero eso no es estable, ahí hay contradicciones. Y esas contradicciones son las que hacen jugar, las que hacen mover el tablero. Entonces, desde una perspectiva de cambio se tiene que hacer el análisis lo más fino posible para saber cómo jugar y cómo hacer que esas contradicciones jueguen a favor de la mayoría.”

Xavier Caño ejemplifica ese juego político con el caso de Podemos: “El cambio es posible y el cambio se puede dar si la gente se pone de acuerdo. Hay una cosa que parece muy local, pero no es tan local: hace 1 año nadie hubiera previsto que de un grupo iniciado y liderado por unos cuantos profesores universitarios que son amigos, compañeros de la facultad, surgiera un movimiento que en 4 meses y con sólo 100 mil euros, consiguieran cinco eurodiputados, y que 4 meses después de las [elecciones] europeas, en las encuestas en un avance teórico de las generales [de 2015] en España les dé 40 diputados [en las preferencias]. El grupo que se llama Podemos y que ha transmitido un mensaje: nosotros, la gente, somos importantes. Somos la gente la que tiene que decir las cosas. Nadie había previsto eso”.

Sobre la urgencia de soluciones para países que enfrentan crisis humanitarias como México, el doctor García Zaldívar reflexiona: “El problema es que cuando la injusticia se vive en propia carne y de forma tan dramática como se vive en algunos sitios, lo que se quiere son soluciones urgentes y radicales. Y esas soluciones urgentes y radicales desgraciadamente no existen. Lo único que podemos decir es que algunas medidas y políticas que se toman van en buena dirección o van en dirección contraria. Y, desgraciadamente, muchas de ellas van en dirección contraria”.

Nancy Flores, @nancy_contra/enviada

 

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Contralínea 423 / del 15 al 21 de Febrero 2015