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Nuestros lectores

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Se deslinda de supuesta relación con el narcotráfico, que investigó la PGR

Atención al director y subdirector de Contralínea

Estimados señores:

Me refiero al artículo publicado el 25 de abril de 2010 con autoría del señor José Réyez, en donde hace mención de las revelaciones del joyero del Señor de los Cielos y donde se mencionan las declaraciones que hiciera el doctor en joyería fina Tomás Colsa Mcgregor.

Dentro de las declaraciones del citado Tomás Colsa Mcgregor en su publicación dice textualmente:

“Ricardo Gómez Palomera, quien tiene su domicilio en la calle Paraíso número 15, Colonia Colinas de San Javier, Zapopan, Jalisco, manejaba las cuentas financieras de Amado Carillo, de Filiberto Lupercio Serratos y Eduardo González Quirarte, en bancos de El Paso, Texas, a nombre de sus respectivas esposas…”

Ante tal publicación me gustaría hacer las siguientes aclaraciones.

1. El domicilio señalado no es el mío.

2. A los señores Amado Carrillo y Eduardo González Quirarte no los conozco y nunca he tenido trato alguno con ellos.

3. Con relación al señor Filiberto Lupercio Serratos, sí lo conocí por conducto de su hermano Pedro Lupercio Serratos.

4. Nunca he estado en El Paso, Texas, y nunca he tenido relación alguna con ninguna de sus respectivas esposas, mucho menos manejar cuentas bancarias a nombre de éstas.

Quiero hacerles mención que desde 1976 mi actividad ha sido la de promotor inmobiliario y siempre buscando la excelencia y superación personal, formando parte de asociaciones de compañías y agencias inmobiliarias en Guadalajara, Jalisco, desde 1978; y capacitado con diplomados en el Instituto de Investigaciones Inmobiliarias de la Ciudad de México, AC, iniciando mis actividades en la ciudad de Guadalajara (lugar de origen) en la Avenida Américas, 999, Torre Américas, cuarto piso, con la sociedad mercantil Impulsora Rigosa, SA de CV, y desde 1990 en nuestras actuales oficinas ubicadas en Avenida Vallarta, 3188, fraccionamiento San Jorge, en la misma ciudad.Dentro de todos estos años nuestra actividad inmobiliaria ha sido siempre profesional, coadyuvando en forma importante al desarrollo de las empresas dedicadas principalmente a la construcción de vivienda, así como el corretaje de propiedades a particulares.

Dentro de la promoción inmobiliaria y corretaje hemos promovido, para su venta, muy diversas propiedades a través de los años, y las promovemos a través de publicaciones en los diversos medios publicitarios, básicamente periódico (anuncios clasificados) así como en revistas especializadas en el ramo. Como consecuencia de esto recibimos llamadas de posibles clientes potenciales en nuestras oficinas.

Es el hecho de que en una de estas llamadas se atendió al señor Tomás Colsa Mcgregor (en 1995), persona que estaba interesada en adquirir una de nuestras propiedades enlistadas, por lo que se le mostraron diversos inmuebles concretando finalmente la adquisición del inmueble donde se encontraba el Club Libanes, ubicado por la calle Pablo Neruda en el fraccionamiento Lomas del Valle, en Zapopan, Jalisco.

A través del señor Tomás Colsa Mcgregor en meses posteriores nos presentaron al señor Pedro Lupercio Serratos, solicitándome que lo atendiera, ya que quería adquirir una casa habitación, por lo que después de haberle mostrado varias se interesó y adquirió la casa ubicada en la calle de Paseo de los Parque, 3876, en Colinas de San Javier, municipio de Zapopan, Jalisco, finca que hasta el día de hoy se encuentra deshabitada. Meses después, al señor Pedro Lupercio Serratos se le vendió un terreno sobre la Avenida Patria, fraccionamiento Jardines de Guadalupe, municipio de Zapopan, Jalico, donde construyó una carnicería. En ese momento el señor Tomás Colsa Mcgregor me exigió el pago de una comisión ya que decía era su cliente (el señor Pedro Lupercio Serratos) y que tenía derecho a cobrarla, cosa a la cual me negué ya que nunca lo acordamos previamente, situación que pudo provocar enojo en mi persona.

Por otra parte quisiera hacer mención que el señor Pedro Lupercio Serratos en ese año (1995) era una persona común y corriente: exitoso ganadero, con expendios de carnicerías, con reconocimientos en diversas asociaciones ganaderas de

Jalisco y quien en las expos ganaderas exhibía su ganado.

Ahora bien, del señor Tomás Colsa Mcgregor quisiera comentar que también en esos años se consideraba como un joyero prestigioso y sus oficinas estaban ubicadas en Avenida Hidalgo, 2375, esquina con Isabel la Católica. Persona seria.

Nuestra compañía inmobiliaria no se dedica a investigar los negocios a los que se dedican nuestros clientes, ni con qué personas tienen trato, para nosotros como para toda la comunidad eran personas honorables.

A finales de 1996 nos enteramos a través de los medios de la detención del señor Pedro Lupercio Serratos y de sus actividades, además del conflicto que tenía con el señor Tomás Colsa Mcgregor (supuestamente asesinado en junio de 1997).

Es el hecho que, aproximadamente en agosto de 1997, se me llamo a declarar ante la Procuraduría General de la República, ubicada en Avenida La Paz y Unión, en esta ciudad de Guadalajara, con base en la averiguación previa 1456/1996, donde emití mi declaración.

Es el hecho que después de 17 años mi nombre se encuentre en el mundo del internet (provocado por el artículo de Contralinea) tildado como “persona con antecedentes delictivos o como presunto capo del narcotráfico”.

Por lo anteriormente expuesto le solicito su intervención a efecto de tomen seriamente la presente carta aclaratoria y que de mi parte estoy a sus órdenes para cualquier aclaración adicional. El trabajo de investigación periodística que realizan es muy importante para nuestro país, pero considero que debe existir también una ética periodística que en estos casos pueda subsanar el daño moral provocado a mi persona y principalmente a mi familia.

Atentamente:

Ricardo Gómez Palomera

 

 

 

Respuesta del reportero

Con relación a la carta aclaratoria del señor Ricardo Gómez Palomera deseo aclarar lo siguiente: lo datos contenidos en el reportaje “Revelaciones del joyero del Señor de los Cielos”, publicada en la edición de Contralínea del 25 de abril de 2010, fueron tomados del expediente penal 101/2007. Se trata del testimonio de Tomás Colsa McGregor, quien se acogió al programa de testigos protegidos de la Procuraduría General de la República, rendido ante un juez federal del Centro Federal de Readaptación Social Número 1, en Amoloya de Juárez, Estado de México. En ningún momento involucro de manera dolosa al señor Ricardo Gómez como la persona que manejaba las cuentas en el extranjero de Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos. Quien lo hace es precisamente el testigo McGregor, por lo cual de ningún modo se vulnera la ética profesional, toda vez que la fuente de información fue tomada de un documento oficial, tal como lo reconoce el propio Ricardo Gómez.

Atentamente:

José Réyez

 

 

 

Contralínea 411 / del 09 al 15 Noviembre de 2014