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El cónclave de Calderón con Peña

El cónclave de Calderón con Peña

Después de concluida la jornada electoral del 1 de julio, el presidente Felipe Calderón arribó a las 13:00 horas del lunes al hotel Presidente Continental, en Polanco, para reunirse en una master suite del piso 40 del lujoso inmueble, con el aspirante priísta Enrique Peña Nieto.

 

Al intentar salir de su habitación, uno de los huéspedes se encontró con un fuerte dispositivo de seguridad que daba miedo. Hombres con armas largas resguardaban los pasillos del lujoso hotel, por lo que el cliente regresó a su cuarto. Telefónicamente, reportó a la administración lo ocurrido, y así se enteró que se trataba de un encuentro entre el panista que deja Los Pinos y el priísta que aspira a ocupar la silla presidencial. Este cónclave político sería confirmado por dos fuentes más.

 

De lo que hablaron sólo ellos lo saben; fue una charla larga y muy secreta. Pero lo que es seguro es que a Calderón le urgía negociar con quien según el Instituto Federal Electoral se perfilaba desde la noche anterior como el próximo presidente. Qué mejor momento que al día siguiente del anuncio presidencial de que Peña Nieto sería el próximo huésped de Los Pinos. Y para ello habría que trasladarse hasta la sala de descanso del aspirante priísta.

 

Allí, con su simpatía forzada, Calderón debió implorar impunidad y perdón. Peña, amable hasta que le otorguen la banda presidencial, escuchó las peticiones, que fueron tantas como las que escribe un niño en su carta a Santaclós.

 

Lo más urgente para el panista es un pasaporte de impunidad para él y su gabinete más próximo librar investigaciones administrativas y judiciales por el otorgamiento de contratos mal habidos; obras inconclusas; compras escandalosas y corruptas de bienes y servicios; desvíos de recursos públicos y, sobre todo, que el próximo gobernante mexicano le ayude con la denuncia que se ventila en la Corte Penal Internacional de La Haya, por crímenes de lesa humanidad, motivados por la “guerra” contra el narcotráfico que costó la vida y desaparición de 100 mil personas.

 

Otra de las preocupaciones de Calderón es la investigación del próximo gobierno sobre la construcción de la polémica Estela de Luz.

 

A principios de año comentábamos en este espacio que entre los expedientes que llaman la atención a los expertos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y que han prendido las alarmas en Los Pinos, destacan la construcción del Monumento Bicentenario y el Fideicomiso del mismo nombre, ambos para la discutida Estela de Luz, obra inútil y absurda que se levantó como un monumento a la corrupción calderonista y que sólo sirvió para desviar recursos públicos y enriquecer a funcionarios y empresarios cómplices.

 

Dicha obra registró un gasto de más de 1 mil millones de pesos y tuvo, además de un amplio retraso de tiempo, un incremento de más de 200 por ciento: el presupuesto inicial era menor a los 400 millones.

 

Los responsables del festejo del bicentenario son, además del presidente Felipe Calderón, su exsecretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, quienes aprobaron el proyecto y fueron los encargados de la monumental y costosa obra.

 

Preocupado por este tipo de escándalos, Calderón ha iniciado la limpieza del cochinero administrativo acumulado en más de cinco años de mal gobierno panista. Su preocupación es que se abran investigaciones en contra de servidores públicos que abusaron del poder, desviaron recursos federales, traficaron con influencias y se corrompieron, y que éstos lo puedan involucrar en el cochinero administrativo.

 

Por eso, el presidente inició desde principios de año diversas reuniones en Los Pinos con despachos de abogados “amigos”, para responsabilizarlos en la defensa de los expedientes que se prevé provocarán acusaciones penales. El Ejecutivo requiere de expertos que preparen la defensa legal que lo libre de prisión. Varios bufetes de juristas consentidos de Los Pinos ya se frotan las manos ante el excelente negocio que les asignarán para limpiar la corrupción de las administración del gobierno panista.

 

Algunos de los indicios de las investigaciones penales por venir lo ha dado la ASF y su equipo de especialistas, quienes han descubierto poco más de 300 casos de verdadera corrupción gubernamental, correspondientes sólo a 2010, pero que sumados a lo ocurrido en los otros años del gobierno de Felipe Calderón dan cuenta de una verdadera pandilla que operó en la administración panista.

 

Con estos datos ahora sabemos que este gobierno federal no sólo pasará a la historia como el más violento de los últimos sexenios, sino como uno de los más corruptos, apenas a la par del sexenio anterior panista de Vicente Fox, quien se adelantó a Calderón y pactó con Peña Nieto meses antes del proceso electoral.

 

Un cuento con final infeliz

 

Ahora sabe Josefina por qué perdió. Antes de iniciar su campaña por la Presidencia, Vázquez Mota cargaba ya con los miles de muertos y desaparecidos atribuidos a los errores cometidos por su exjefe Calderón. Desde que la primera mujer panista decidió apuntarse para contender por la candidatura del Partido Acción Nacional para la Presidencia de la República, la señora estaba destinada a la derrota, porque el saldo como deja al país el gobierno actual es de un desastre total.

 

Días antes del domingo 1 de julio, Josefina todavía se tiró la puntada, que más parecía un sarcasmo, de que si ganaba las elecciones nombraría a Calderón como procurador general de la República, exactamente en la institución que ha fallado todo el sexenio.?Lejos de hacer su trabajo, el Ministerio Público federal se corrompió y permitió que el narcotráfico penetrara su estructura y que sus mandos superiores y medios respondieran a intereses del crimen organizado.

 

Pero la aspirante panista sólo ahora se entera que Calderón la usó y nunca la apoyó en sus aspiraciones por la Presidencia. Ahora el PAN ha perdido casi todo, además del proceso electoral, por lo que en adelante tendrá que reencontrar su moral y reconstruir su dignidad, pues en el camino traicionó sus principios básicos que le dieron vida.

 

*Periodista

 Fuente: Contralínea 292

Fuente: Contralínea 292