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La fuerza eólica de San Fernando

La fuerza eólica de San Fernando

Modernas torres eólicas cambiarán el paisaje en las llanuras del municipio, para dar paso a un proyecto de generación de energía para 200 mil hogares en Tamaulipas

Redacción / Reynosa, Tamaulipas

Muy pronto a los suelos color pardo de las llanuras de San Fernando, en Tamaulipas, ya no se les arrancará a punta de sudor y fe en Dios el sorgo y el maíz; a esa planicie, quizás la más grande de Tamaulipas, se le arrebatará también el viento porque de éste hay de sobra y no hay que rezarle.

Se trata del mayor proyecto del Estado para generar energía hacia 200 mil hogares con una inversión privada de 390 millones de dólares. Es un nuevo negocio, tomado de una vieja idea: sacar energía del viento y aprovecharla económicamente.

En México se ha vuelto popular la energía eólica. Varios Estados del país analizan las posibilidades de invertirle, como Jalisco, Oaxaca, Valle de México y Baja California, porque al fin se intenta explotar el potencial de energía del viento y solar después de depender casi exclusivamente del petróleo, aunque se recurra a compañías extranjeras, sobre todo españolas.

El Parque Eólico en San Fernando estará ubicado en las inmediaciones del rancho San Clemente, en el ejido Los Vergeles. Las filiales mexicanas de las firmas Iberdrola de España y Siemens de Alemania invertirán unos 4 mil 400 millones de pesos (354 millones de dólares) para construirlo.

Este municipio, el de más grande territorio en Tamaulipas, está dedicado a la agricultura y la ganadería y hace unos meses se volvió referencia mundial por el asesinato de 72 inmigrantes. El proyecto será administrado por ambas empresas durante los primeros 18 años, y más tarde será patrimonio del gobierno estatal.

El parque eólico suministrará energía eléctrica a los edificios públicos, tanto municipales como estatales en el Estado, lo que permitirá generar un ahorro de entre el 5% y el 10% y permitirá mejorar el medio ambiente.

La construcción del proyecto tardará un año y contará con 70 torres de 80 metros de altura y sus turbinas generarán la electricidad que será enviada a una subestación potencial en la ciudad fronteriza de Matamoros, desde donde será distribuirá a todo el Estado.

Este parque eólico tendrá una capacidad de generación de 161 megavatios de energía limpia que permitirá reducir en un 25% la emisión de gases de efecto invernadero y cubrirá la demanda de hospitales, escuelas y oficinas públicas en los 43 municipios y del Gobierno de Tamaulipas.

La generación de energía eólica podrá reducir entre 220 y 240 mil toneladas de contaminantes anualmente. Cuando el parque regrese a ser propiedad del gobierno estatal el costo de la energía será gratis para municipios, dependencias y la Universidad Autónoma de Tamaulipas. En el municipio de Reynosa, también se analiza la posibilidad de construir un parque eólico más y es que al menos un 25 por ciento de territorio tamaulipeco tiene las condiciones para el desarrollo de estos proyectos.

No siempre fue así

Eduardo Zenteno Galindo, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, señala que no hace muchos años pensar o proponer energía de este tipo para México significaba una amenaza para la estabilidad  energética, “ni se hablaba entonces del cambio climático, ni de la emisión de gases de efecto invernadero.

“Había soñadores que apostaron al desarrollo eólico en nuestro país y que tuvieron que esperar incluso años para que México cambiara y empezara a creer en las energías renovables”, señala.

Zenteno Galindo dice que mientras la energía eólica en los países desarrollados crecía a un ritmo impresionante, en México “las cosas se tomaban con calma”. Había petróleo en abundancia, nadie se preocupaba por la contaminación, era la abundancia.

Hasta 1994 es cuando se lanza el primer proyecto piloto a cargo de la Comisión Federal de Electricidad en una de las regiones con mayor viento del mundo, un lugar hoy conocido como “La Ventosa”, en el Estado de Oaxaca.

Pasaron solamente 12 años para poder ver en 2006 el segundo parque eólico en la misma región y el primero de gran escala, en el parque La Venta II, también a cargo de la CFE. En Baja California, en la región conocida como “La Rumorosa” se construyó en 2009 una central propiedad del Gobierno del Estado.

Si bien llegamos tarde, en estos momentos el país tiene un capacidad instalada moderada, muy pronto, con el proyecto de Tamaulipas, se posicionará como líder en América Latina en generación de energía eólica.

¿Potencia eólica, cómo?

Comenta Zenteno Galindo que la nueva moda de los parques eólicos ha sido posible porque ahora ya hay certidumbre en el mercado, interés por el cambio climático y preocupación por las energías no renovables.

“Se debe tener la certidumbre de que existirá un mercado de largo plazo, que incluya planeación con metas específicas y obligatorias para la instalación y conexión a la red de proyectos de energía eólica con la finalidad de aprovechar los recursos disponibles en todo el país”, dice.

Comenta que también es necesario un marco regulatorio adecuado que de una visibilidad a largo plazo a los inversionistas y otorgue las condiciones necesarias para el financiamiento de proyectos.

“La práctica que más éxito ha tenido en los países líderes en energía eólica ha sido el conocido como Feed In Tariff, o bien, una tarifa fija por cada kWh generado que se paga al generador en el punto de interconexión”.

Lo más importante que señala este especialista es la certidumbre jurídica, “porque los propietarios o poseedores de las tierras al no respetar contratos donde se podrían instalar parques eólicos, pueden recurrir al extremo de cometer sabotaje de instalaciones como medida de presión para que se acepten sus peticiones”, añade.

Zenteno Galindo está seguro de que con un mercado de largo plazo (como el de Tamaulipas) e inversiones seguras, México podría convertirse en el líder indiscutible en América Latina y posicionarse como un promotor mundial de la energía eólica.

El marco legal existe, a partir de la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables, aunque ya antes la Comisión Reguladora de Energía (CRE) había desarrollado un cuerpo regulatorio muy completo.

Hacia el 28 de noviembre de 2008 se publicó la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética, misma que gira alrededor de cuatro principios:

Fortalecimiento institucional en la materia a través del otorgamiento de facultades explícitas a la Secretaría de Energía y a la CRE; establecimiento de un programa de aprovechamiento y una estrategia nacional de transición energética; evaluación de los beneficios económicos asociados a las renovables como criterio para su promoción y financiamiento gubernamental en diversos aspectos, incluyendo desde la investigación hasta la misma promoción de proyectos.

Ahora sí y pronto

Cuando se habla del cambio climático ya nadie es tan escéptico. En México se perciben vientos de cambio en el tema ya que los peligros climáticos son una amenaza para el país.

El fundador y presidente del Consejo de The Climate Project México, Gerardo Pandal Rodríguez, alertó que si el aumento en la temperatura global incrementa seis centímetros el nivel del mar será necesario desplazar a 400 millones de habitantes que viven en zonas costeras o de riesgo.

Dijo que México debe mejorar su eficiencia energética y sacar mejor provecho de la generación de energía eléctrica a través del viento, el mar, el calor de la tierra o el gas metano, debido a que su posición geográfica lo expone a huracanes e inundaciones.

Pandal Rodríguez destacó que México tiene enorme potencial en cuanto a energía eólica, dadas las características geográficas del país, además de que es una industria generadora de importantes empleos.

“El país puede aprovechar también la presencia del gas metano que proviene de los rellenos sanitarios, para así generar la energía eléctrica que requieren los municipios”, dijo el integrante de The Climate Project, organismo creado por el Premio Nobel de la Paz, Al Gore.

Según datos difundidos, las emisiones de gases de efecto invernadero han crecido un 40 por ciento desde 1990 y una de las principales causas es le generación de energía eléctrica. La CFE, según ecologistas, “tiene apagada la luz” en el combate al cambio climático pues entre sus proyectos no existe un amplio compromiso por las energías renovables. Sus reflectores se dirigen a la construcción de carboeléctricas y nucleoeléctricas; las primeras, muy contaminantes y, las segundas, cuestionadas por los riesgos y altos costos que representan.

México se encuentra entre los 15 países con más emisiones contaminantes e nivel mundial, según la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés).

Para el científico Jorge Islas Sampeiro

-en una entrevista para el periódico El Universal-, es paradójico que es que se insista en construir este tipo de centrales generadoras, cuando 40% del parque de producción eléctrica del país se encuentra ocioso, no se utiliza.

Miembro del Centro de Investigación de Energía de la UNAM, Sampeiro dice que décadas atrás, los responsables de planificar la política energética del país apostaron que México tendría un mayor crecimiento económico. Por lo tanto iba a requerir más energía, pero “la economía no creció a las tasas que se esperaban y se creó un parque de generación operado por privados que hoy representa 25% del total, pero sin clientes suficientes que puedan consumir esa electricidad”.

La CFE, para atrás

Pero la CFE insiste, ya que datos publicados muestran que la empresa solamente ve cuatro escenarios, todos generadores de emisiones contaminantes.

El 10 de mayo de 2010, durante la Conferencia Anual Latinoamericana sobre Energía que se realizó en La Joya, California, el director de Proyectos de Inversión Financiada de CFE planteó que la empresa contempla crear 14 carboeléctricas para 2028. En ese caso, el aumento en la emisión de dióxido de carbono sería de 98%.

El segundo propone cuatro carboeléctricas, dos centrales nucleoeléctricas, expandir las centrales de ciclo combinado que usan gas natural y obtener 4 mil megawatts con energía eólica entre 2023 y 2028. En este caso, habría 58% más emisiones.

En su tercer escenario, la CFE plantea crear seis plantas nucloeléctricas entre 2024 y 2028. Además, propone limitar a 45% las centrales de ciclos combinados y generar 4 mil 500 megawatts con energía eólica. En este caso, las emisiones crecerían 25%.

El último escenario propone 10 centrales nucleoeléctricas entre 2022 y 2028; limitar los ciclos combinados a 45% y obtener 4 mil 500 megawatts con energía eólica. El incremento en emisiones sería de 15%. El doctor Islas Sampeiro cuestiona estos escenarios. “La energía nuclear no es rentable en el país, y del carbón aunque es muy barato, hay que traerlo del exterior”.

Científicos como Sampeiro apoyan al impulso de las energías renovables como la eólica y la solar y están seguros de que el país puede sostenerte usando solamente las renovables. “Sólo con energías renovables se garantizaría el suministro energético en el país a largo plazo. Nuestra principal riqueza no es el petróleo, son las renovables”, dice Islas Sampeiro.

Y mientras la CFE le voltea la cara a la inversión en energía renovable, las empresas multinacionales y hasta bancos le entran al negocio del próximo milenio.

En México está Iberdrola, Siemens, Gas Natural Fenosa, Acción Energía y el Banco portugués Espírito Santo, especialista en financiamiento de proyectos relacionados con el sector energético. Este banco cerró al apoyo crediticio para la construcción de un parque eólico en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Fenosa construye otro en ese Estado con una inversión de 53 millones de dólares.

El grupo regiomontano Femsa anunció el impulso de energía eólica en Oaxaca (también en el istmo) a fin de cubrir en más del 85 por ciento de sus requerimientos de energía eléctrica que tiene las diferentes unidades de negocio de la corporación regiomontana.

Es muy probable que con este tipo de proyectos, como los de Oaxaca y Tamaulipas, la puesta por el cambio climático sea favorable aunque la meta de generación de energía eólica siga siendo menor que España o Alemania a México pero como señala el doctor Sampeiro: “Si no aprovecha esta oportunidad en los próximos 10 años, será muy difícil que el país pueda competir en esa área”.